Pero para saber pensar, dice Sastre, “antes hay que saber leer; pero antes, saber escuchar; pero antes, saber estar en silencio. Pero antes procurarnos un tiempo, a ser posible dilatado, para no hacer nada”. No hacer nada es lo que los romanos llamaban ocio (por oposición a negocio) y los griegos skhole, de donde procede nuestra palabra “escuela”. Hay un tiempo, que no es el del trabajo capitalista, al que podemos llamar, en efecto, “escuela”; pero ese tiempo tiene que ser arrancado de la entraña de una economía que sólo tiene tiempo para ganar tiempo para degradar el tiempo para acumular beneficios. Si la realidad no tiene tiempo para el tiempo (para la “escuela”, que es la verdadera “pereza”), la verdad debe transformarla a la medida de la duración lenta del pensamiento (que es también la de las montañas, los niños y la literatura). Pero eso sólo es posible en una sociedad nueva, emancipada del capitalismo, a la que podemos -y aun debemos- llamar “socialismo”.
Santiago Alba Rico. "Caballos en sombra y meñiques de luz"
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