viernes, 27 de mayo de 2011

La Plaça del Sol

Hoy 27 de mayo de 2011 no es día para crónicas.

Las imágenes de la brutalidad policial contra los compañeros acampados en la Plaça de Catalunya hablan por sí solas. Muchos de los habitantes de Sol, por desgracia, hemos tenido que seguirlas a través de la compañía de televisión Antena3, que en su programa "Espejo público" reflejó de forma pública y exacta la perversidad de quienes a diario nos dominan y nos violentan.

Hacia las 10 de la mañana, y cuando la reportera y el cámara desplazados a la Plaça empezaban a documentar en directo las primeras cargas policiales, entrevistando a algunos campistas adoloridos y llorosos, se introdujo estratégicamente un reportaje, con entrevista incluida a Julia Otero, sobre el atentado de ETA contra la Casa Cuartel de Vic hace 20 años. A partir de las 10.15 de la mañana, el cámara consiguió encaramarse a un alto y mandar imágenes certeras de lo que estaba pasando: gente sentada en el suelo con las manos arriba y policías con sus armas de matar rodeándolos. Esas imágenes se entreveraron, entre las 10.15 y las 10.35, con dos enjundiosos reportajes sobre un señor de Bilbao que lleva meses asustando con petardos e insultos a sus vecinos, y otro sobre un parricida de Valencia que quiso matar con un hacha a su padre y a su madre. También se entrevistó, como quien no quiere la cosa, a una mujer desempleada de Madrid, que mendigaba dinero a su hijo para salir adelante, que estaba al borde de acabar durmiendo en la calle, pero que aseguró ante las cámaras haberse desvinculado definitivamente de la Acampada de Sol por considerarla demasiado "politizada".

Cuando la brutalidad de la policía se cebó definitivamente sobre los acampados en Barcelona, el goloso realizador decidió mantener las imágenes de los acontecimientos de la Plaça de Catalunya como centro del programa, mientras en las redes sociales se recomendaba masivamente conectar de inmediato con Antena 3 y convertirse en su audiencia.

Se vieron personas arrastradas por el suelo, ancianas empujadas, sangre, jóvenes llorando a moco tendido, porrazos por la espalda a chicas que huían despavoridas. Por fin la moderadora del programa, Susana Griso, habló de violencia desmedida por parte de la policía. Una de las invitadas mostró abiertamente su indignación y habló de que los poderes fácticos estaban intentando desbaratar una protesta democrática y pacífica con la excusa de la limpieza del lugar. Entonces se introdujo una entrevista urgente con un alto cargo de los Mossos d'Esquadra, que justificó la agresión diciendo que los acampados estaban obstaculizando la salida de los camiones de limpieza que desde las 7.30 de la mañana, y escoltados por un ejército de sus hombres armados, se habían encargado de robarles sus lonas para la lluvia, sus sillas de sentarse, sus mesas, sus ordenadores para informar e informarse, sus mochilas llenas de vida, sus sacos de dormir y sus esperanzas de que la protesta pudiera continuar de forma pacífica. A las 12.30 de la mañana se hizo en directo una entrevista telefónica con el representante del Sindicato Unificado de Policía, que volvió a justificar la actuación de sus hermanos de camada diciendo que sólo habían intentado abrir paso para que salieran los camiones con los artículos confiscados, y que esos objetos robados serían etiquetados y devueltos a sus propietarios en las próximas horas. También aseguró que los indignados podían volver a ocupar la plaza tranquilamente, que en realidad aquello no había sido un desalojo. Ese representante del SUP se despidió diciéndole a uno de los periodistas, que hasta entonces había sido un poco díscolo, que "le quería". Sí, sí, has oído bien: "sabes que te quiero mucho", le dijo.

Desde ese momento, el tono de la crítica a la brutalidad de la Policía que acababan de ver con sus propios ojos quedó atenuada. La única periodista invitada que matuvo una verdadera actitud crítica en el supuesto debate ya no encontró nunca más su lugar en el programa (ojalá que lo encuentre esta noche en la Plaza). Nadie en ningún momento ha sido capaz de mencionar una cuestión absolutamente fundamental: que en la Acampada de Barcelona había una Comisión de Limpieza que gestionaba perfectamente la higiene del lugar y que hacía innecesaria y violenta cualquier intervención de las empresas subcontratadas por el Ayuntamiento, acompañadas de su escolta de muerte. Por supuesto, nadie se ha atrevido a reflexionar en público (espejo de mierda el suyo) sobre las verdaderas razones por las que las autoridades que nos gobiernan y a diario nos violentan habían decidido esta mañana el levantamiento y secuestro por la fuerza de todos los enseres personales y bienes semovientes que se habían instalado en la Plaça de Catalunya. Nadie tuvo las agallas de mencionar lo que es cierto: que el desalojo por la fuerza de personas y objetos se debe, única y exclusivamente, al temor por parte de los que ostentan el poder económico y político de que en las plazas de nuestras ciudades se sigan construyendo y crezcan pequeñas urbes autogestionadas, donde reine la paz y la concordia y donde los viandantes curiosos que se acerquen se sientan más a gusto que en las ciudades que ellos, los poderosos, construyeron a la fuerza y sin consultarnos.

Quienes nos gobiernan y ejercen su violencia diaria sobre nosotros están aterrorizados ante el hecho de que la gente de a pie se esté acercando y constatando en nuestras plazas fuertes que se puede vivir perfectamente sin ellos, porque son ellos, no nosotros ni nuestras cosas, los que están sobrando en sus vidas. No quieren permitir bajo ningún concepto que nos organicemos, nos apoyemos mutuamente y nos queramos. Y sí, señores periodistas, ustedes también forman parte del circo del miedo. Tienen pavor, y lo transmiten, a que nosotros nos queramos más de lo que ustedes jamás sabrán quererse nunca, y que construyamos ese amor solidario sobre el odio que les guardamos a ustedes, por las alianzas que tienen hechas con quienes nos pegan, nos roban, nos meten en calabozos, nos torturan allí y nos amenazan con disparararnos a bocajarro. Ni más ni menos.

Pero la gente no es tonta, y sabe que les están engañando. Esta noche a las 9 el centro de Barcelona estará lleno de decenas de miles de personas bien informadas y, por lo tanto, indignadas. Se llevarán sus cacerolas para hacer ruido, y las dejarán allí para que los acampados sigan cocinando su revolución pacífica. La acampada de Sol, por su parte, acaba de organizar una concentración multitudinaria en el Kilómetro 0 hoy a las 7 de la tarde para manifestar nuestra rabia contra la agresión policial de esta mañana en Barcelona. En la Asamblea General de las 8, además, vamos a proponer como idea de consenso que nos quedemos una semana más. Entendemos que ninguna agresión debe quedar sin respuesta. Si nos vamos, haremos un flaco favor a los compañeros heridos y detenidos esta mañana en nuestra ciudad hermana.

http://www.youtube.com/watch?v=t34mu6B4Vac