viernes, 28 de enero de 2011

Democracia, ¿dónde?

Hola, mozos,

Perdonad que os dé la tabarra otro rato, pero esta mañana hay tiempo libre y tengo muchas ganas de hablaros. Como sois parte importante de mis conversaciones y mis pensamientos diarios, aunque estéis lejos de los debates, los fisgoneos y los soliloquios del Facebook, me han dado ganas de venir a contaros que esta semana me han pasado dos cosas que considero muy graves. No sé si me parecen muy graves porque nunca me habían ocurrido a mí, o si son graves porque se está abusando de las libertades y los derechos de la gente en mi país más de lo que, incluso los que somos más críticos, nos imaginábamos. Me gustaría mucho que, desde vuestra cordura y vuestra amistad, me digáis cuál es vuestra opinión al respecto.
Cartel de la manifestación del martes en la puerta del Sol

La primera de esas cosas graves me ocurrió el martes. Al ver cómo avanzaban las negociaciones entre los dos sindicatos grandes y el gobierno sobre la Reforma de las Pensiones, desde las asambleas de varios grupos, entre ellos el Sindicato de Oficios Varios de la CNT de Madrid, surgió una propuesta de manifestación en Madrid bajo el lema "¡Peligro, ancianos trabajando!" Las consignas que se gritaron son las que podéis ver en el cartel, y que yo comparto plenamente. Nos juntamos unas doscientas personas, una birria. La manifestación fue en Sol durante una media hora, y de allí caminamos por zona peatonal hacia la plaza del Congreso, para que nuestras voces se oyeran por lo menos un poco cerca de la casa de quienes dicen que nos representan. Un grupo de policías nacionales, vestidos con todos los atuendos de robocop al uso, nos detuvieron en una acera de la Gran Vía. No habíamos avanzado ni cien metros. Nos rodearon, y empezaron a pedirnos la documentación. Después de algunos empujones y alguas negociaciones, nos dejaron volver, con nuestros mismos gritos y nuestras mismas voces, hasta la Puerta del Sol, para que nos disolviéramos. Entre los manifestantes ya se estaba hablando de ir para casa, o a tomar una caña. Pero cuando alguno intentó salir del cordón policial para marcharse, nos llevamos la sorpresa de que no nos dejaban salir. Entonces quedaríamos unos sesenta o setenta dentro del cerco. Un señor que estaba a mi lado, de cincuenta y muchos años, maestro de primaria, y que casualmente se llama Poli, me dijo ayer que se sintió como los judíos cuando les llevaban en los vagones a los campos de concentración. Yo, sinceramente, no sentí nada de eso. Pensaba que quienes daban órdenes a aquellos tipos vestidos de lagarterana eran muy listos y me querían hacer sentir como un borrego. De hecho, lo consiguieron. Me temblaban las piernas y mis gritos ("¡Las pensiones no se tocan!" y "¿Dónde está la democracia?", básicamente) sonaban dentro de mí como balidos de cordero descarriado delante de perros guardianes muy bien entrenados. En efecto, lo que sucedió después confirmó que mis sensaciones era más correctas que las del señor Poli. A los pocos minutos los agentes nos atacaron con sus garrotas. Hubo cuatro detenidos y uno de los manifestantes acabó en el hospital. Yo me libré de las hostias de milagro, olvidándome de mis compañeros de manifestación y corriendo valientemente por una de las calles aledañas. Volví a casa cabizbajo.


Fin de la manifestación del martes en Sol

Ayer pasó la segunda de las cosas graves. Ayer no éramos doscientas, sino bastantes miles personas los que fuimos desde la plaza de Atocha hasta la plaza de Canalejas para reclamar lo que es justo: que las pensiones no pueden tocarse y que esta crisis la tienen que pagar quienes la causaron. Convocaba la CGT, y mucha gente se movilizó por mensajes de móvil y golpes de cazuela.

Cartel de la manifestación de ayer en Madrid

Anoche nadie me hizo sentir como un borrego. Me sentí más bien como un obrero, como alguien que gana 1.100 euros al mes, y que estaba haciendo lo que tenía que hacer por la gente que está en situación aún peor (mis familiares migrantes, los parados de larga duración, mis compañeros que fueron apaleados el martes...) Por eso, me estaba dando un poco de rabia que una manifestación tan bonita acabara en corrillos de gente hablando sobre el sexo de los ángeles, sin un grito un poco unánime de despedida. Estaba intentándole decir eso a S. y a una amiga suya, que estaban hablando sobre si ir a comer algo o salir de tapas, cuando la Policía Nacional volvió a cargar contra la gente. En esa manifestación había mucha gente mayor e incluso carritos de niños, porque yo los vi. Nadie lanzó petardos con metralla ni botes de humo como hoy cuenta El País, porque yo estaba cerca de la barrera de policías, y lo vi. Los gases los lanzó la policía con la intención de disolver a la gente a lo bestia. Tenían muchas ganas de pegarnos, se les veía en los ojos. Hubo palizas, pelotazos de goma, detenidos y heridos. Algunos manifestantes se organizaron en barricadas y se defendieron. Yo me fui a casa, esta vez con la cabeza alta.

Manifestación de ayer en Madrid.

Yo creo que si en mi país yo no puedo salir a la calle a expresar lo que creo que es justo y los medios de comunicación esconden la verdad, es porque aquí, al menos para mí, no hay libertad de expresión ni democracia. Si en mi país la gente que sale a la calle a decir aquello en lo que yo creo acaba en los calabozos y con multas de miles de euros, es porque, joder, al menos para mí, no existe justicia.

Además de eso, yo creo que las palabras, si se escriben, se dicen, o se gritan bien, siempre van a ser más fuertes que los garrotazos.

Un abrazo, nos vemos pronto,

Favi


http://www.elpais.com/articulo/madrid/Batalla/campal/Sol/pensionazo/elpepiespmad/20110128elpmad_1/Tes

http://www.diagonalperiodico.net/A-palos-contra-la-reforma-de-las.html


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Chico, me dejas helado. Yo pensé que lo de controlar los medios era de países algo más bananeros que este.

En cuanto al fondo político por lo que se protestaba, no daré opinión; ni tengo todos los datos ni, por qué negarlo, me he procurado informar, tal vez porque mi situación personal es buena y he estado viendo los toros desde la barrera.

Claro que lo ideal sería que la crisis la pagaran los que la han generado, pero sabemos que eso no va a ser así. Y, llámame conformista y vendido, pero por lo que sé (insisito en que no soy experto en la materia) me parece una medida necesaria.

Más allá de esto lo que no me imaginaba es que por manifestar tus opiniones te zurraran como a viles kaleborrokeros y, lo más grave, que los medios den sesgada cuenta de ello. Pa mear y no echar gota.

En fin, que me parece loable tu iniciativa de difundir la verdad y cuentas con mi simpatía (salvo cuando bebes y te pones en modo touchingball, pero eso es otra historia)

Así que, espero verte pronto es las jornadas comunitarias que se nos presentan en los próximos findes.

Agur curaçao.


M.
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Buenos días.
¿Qué opinión quieres que tenga de todo eso? No me cuentas nada nuevo, ¿va a ser una novedad que la policía de palos? ¿Dónde estuviste metido hasta ahora?

Me acuerdo de las manifestaciones en Asturias a principios de los noventa, encabezadas por los mineros y "escoltadas" por la policía. Mientras estaban los mineros no intervenían, se mantenían al margen, aguantando todo, incluidos petardos de buen calibre. Pero al final, cuando se marchaban los mineros a tomar unos vinos, quedaba por allí la juventud y era cuando aprovechaban los policías para desahogar toda su frustración vital. Aunque también hay que decir que había más de uno al otro lado de los escudos que le iba la marcha y descargaba mucha adrenalina, me parecía un poco esos deportes de aventura que tanto te gustan.

Democracia, ¿dónde? Aquí: mientras no falte el fútbol y la cerveza no va a haber revolución.

Hablando de revoluciones, ¿cómo ves lo de Egipto? (no tienen cerveza y el fútbol es una mierda) ¿Acabará como Irán o no lo permitirán EEUU e Israel?

Bueno, cambiado a temas que podemos controlar. Te llamé el sábado porque en marzo me voy con J. e I. a Praga a beber pivo, si te quieres apuntar vamos del miércoles 2 al sábado 5, igual te hago una visita ese sábado para volver el domingo a Oviedo.

Pues nada, chaval, a seguir así.

Y una última pregunta:


¿Discutes estos temas con C.?

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Bueno, gracias por contestar, D.

Date cuenta que ésa es mi principal diferencia con el liberal de C.: a mí de verdad me interesa lo que me respondéis. Además, es la primera vez que mando un mensaje colectivo de esos, ¿eh? Me jodió mucho, más que los palos, el comprobar hasta qué punto los periódicos pueden decir mentiras y manipular la opinión de la gente. Cuando te decides a informarte de otra manera y observas las mentiras que te cuentan sobre lo que pasa por ahí, da mucha rabia. Pero cuando descubres la mentira en algo que tú viste con tus propios ojos, y te das cuenta por primera vez que esa mentira puede tener consecuencias muy graves para ti (imagínate que me detienen el otro día, me hacen pasar dos días en el calabozo, o en el hospital, y encima me cascan una multa de 6.000 euros como a los otros que estaban conmigo; imagínate que una de las tres personas que cogieron aleatoriamente el jueves hubiera sido S., con su permiso de residencia por 5 años), además de rabia sientes una frustración que desde luego sólo se puede empezar a arreglar sabiendo que alguien te está escuchando y, aunque no coincida con tus razones, por lo menos te cree lo que estás diciendo.

Precisamente la sensación que tuve estos días es que la clasificación de las cosas en dos tipos, las que puedes controlar y las que no, no es tan clara. Y esa sensación es muy desagradable, créeme.

Bueno, ya seguimos hablando con una buena C. delante.

Chao,

F.