jueves, 29 de marzo de 2012

¿Y tú?

Mientras los jerifaltes de los grandes sindicatos celebran el éxito de la huelga y hacen cálculos sobre lo que podrán seguir lucrándose a partir de ahora gracias a esta demostración de fuerza. Mientras los empresarios, los banqueros y los políticos celebran el fracaso de la huelga, y hacen cálculos sobre lo que podrán seguir estafando a la gente a costa de su trabajo y su miseria. Mientras ocurre eso, mi compañero D., del Sindicato de Enseñanza, estará pensando en su hijo pequeño e intentando cerrar los ojos en los inmundos calabozos de la Comisaría de Moratalaz en Madrid, entre excrementos humanos dejados a posta por los carceleros, chinches, frío y con una brecha en la cabeza que le han hecho unos tipos armados mientras estaba en un piquete delante del Carrefour de la plaza de Lavapiés. En tu país se encarcela, agrede y humilla a las personas que valen la pena y que creen en un mundo más justo. Los sinvergüenzas, los ladrones, campan a sus anchas por los despachos, los pasillos de los edificios públicos y las calles de nuestras ciudades. ¿Y tú? ¿Hasta cuándo vas a seguir mirando para otro lado?

miércoles, 28 de marzo de 2012

Apaleado y detenido por documentar una redada racista

Entrevista a Javier, miembro del Grupo de Migración y Convivencia de la Asamblea Popular de Lavapiés (15-M), detenido junto a un vecino senegalés el pasado viernes 17 de marzo por grabar una redada racista en la Plaza de la Corrala. Ahora enfrenta un cargo de resistencia activa a la autoridad, penado con hasta 1 año de cárcel.

Javier, de 33 años, nos recibe en el piso que alquila junto a su compañera inmigrante en el barrio de Lavapiés. Lo primero que hace es mostrarnos los moratones que todavía tiene en las muñecas y tobillos. Nos dice que el asunto de su detención, hasta que salga el juicio, lo tiene olvidado. Sin embargo, a medida que fluye nuestra conversación notamos que continúa bastante afectado por lo que vio y sufrió en los calabozos de Leganitos y Moratalaz. Miembro activo de la Asamblea Popular de Lavapiés y del sindicato de Enseñanza e Intervención Social de CNT, asegura que, a pesar de los cargos que le imputan, no van a conseguir apartarle de la lucha contra las redadas racistas de la Policía que desde diversos colectivos vecinales y organizaciones se viene desarrollando en su barrio. Aunque al principio se muestra receloso hacia nuestro trabajo como periodistas, cuando le explicamos que sólo publicamos nuestras crónicas en medios de comunicación asamblearios y alternativos, su actitud se vuelve entusiasta, mostrándose como un buen conversador, apasionado con sus ideas.

E.F. - ¿Qué pasó la noche del 17 de marzo en la Plaza de La Corrala?

J. - Yo salía con unos amigos de un local de la calle Mesón de Paredes, cuando de repente vi un helicóptero volando a poca distancia de mi cabeza y un grupo numeroso de personas gritando un poco más arriba de la calle, a la altura de la plaza de la Corrala. Apreté el paso y encontré al menos una decena de coches patrulla de la Policía Nacional que bajaban lentamente la calle Mesón de Paredes. Enseguida vi que las personas que gritaban, unas 50 o 60, eran en su mayoría miembros de la asamblea de mi barrio, y que su consigna era “Ningún ser humano es ilegal”. Inmediatamente entendí que había habido una nueva redada contra la población migrante del barrio, y que mis vecinos habían reaccionado para afear a los policías su comportamiento racista. En estas páginas tienes relatos fiables de personas que estuvieron en la plaza de la Corrala desde que comenzó la redada:

http://www.lavapieshoy.es/vamos-a-contar-verdades-la-redada-del-viernes-16-de-marzo-vt1352.html

http://www.diagonalperiodico.net/Una-nueva-redada-racista-en.html

http://lavapies.tomalosbarrios.net/2012/03/21/no-fue-una-rina-fue-una-redada/

Sinceramente, yo llegué cuando mis compañeros ya habían conformado un cordón con las manos en alto, intentando expulsar pacíficamente a la Policía del barrio, al estilo de lo que ocurrió el 5 y el 12 de julio de 2011 en la Plaza de Lavapiés, o, sin ir más lejos, el jueves anterior por la tarde en la calle Amparo. Recordé el protocolo de actuación que tenemos los vecinos de la asamblea del barrio en caso de redada racista, y me di cuenta de que nadie estaba intentando documentar la escena.

http://lavapies.tomalosbarrios.net/2011/11/28/protocolo-de-actuacion-en-caso-de-redadas-racistas-asamblea-popular-de-lavapies/

Como llevaba una cámara de fotos en la mochila, la saqué y me coloqué entre los manifestantes y los policías, que en cada vez mayor número se estaban reuniendo en la intersección de la calle Mesón de Paredes y la calle Tribulete.

E.F. - Entonces, ¿crees que fue el hecho de estar grabando lo que motivó tu detención?

J. - Estoy seguro. Nada más llegar a la comisaría de Leganitos, los policías me preguntaban una y otra vez si era periodista y si tenía acreditación de prensa. Parecían muy preocupados por el asunto. Lo cierto es que no llevaba ni medio minuto grabando la escena cuando de repente, y sin previo aviso, tres o cuatro policías de paisano me agarraron por el cuello, me tiraron al suelo y me pusieron boca abajo, colocándome unos grilletes. Mientras lo hacían, me dieron un patadón en el tobillo derecho y porrazos en la cabeza y en los antebrazos. Luego dijeron en el atestado que yo les había mordido y me había autolesionado dándome cabezazos contra el suelo. Ya me habría gustado tener la sangre fría como para pensar tantas cosas en ese momento, pero lo cierto es que con preocuparme con respirar, mientras un policía me hacía una llave de yudo en el brazo y otro me tapaba la boca, era más que suficiente para mí. Los vecinos del barrio intentaron protegerme, pero no lograron evitar que me llevara unos cuantos golpes.


E.F. - ¿Te maltrataron también durante el traslado a la comisaría de Leganitos?

J. - Me llevaban con las esposas muy apretadas y a toda velocidad. Cuando me sacaron del coche me hicieron agachar la cabeza dándome golpes en la nuca y me dieron varios empujones. Una vez en el “Calabozo provisional” (así reza el simpático cartelito de esa inmunda habitación) empezaron a hacerme preguntas, entremezcladas con burlas y amenazas cada vez que me atrevía a mirar a alguno de los agentes que custodiaba la puerta. Cuando dije el nombre del abogado penalista de mi sindicato, parece que les molestó mucho: “Abogaditos, abogaditos. La culpa es de esos abogaditos”. Como venganza, dentro de esos divertidos códigos heteropatriarcales que ellos manejan, escribieron el nombre de mi abogado en femenino (“Daniela” en vez de “Daniel”), y me pasaron la hoja de detención con el nombre cambiado, diciendo que no habían podido localizarle en los listados del Colegio de Abogados. Yo entonces di el nombre de otro abogado, y el funcionario torció el gesto, y me dijo que no hacía falta.

E.F. - Y de ahí al calabozo “no provisional”, ¿no?

J. - No, antes me llevaron a hacer un reconocimiento médico, que yo solicité. Para entonces unos cuantos vecinos del barrio ya estaba concentrados en la puerta de la comisaría de Leganitos. Aunque yo salí por la puerta trasera (la que da a los calabozos), sentí la presencia de mis vecinos, sobre todo en el hecho de que los policías estaban un poco descolocados. Tuve suerte con eso: empezaron a tratarme un poco mejor. No sé, quizá fue simplemente la preocupación porque yo fuera periodista y acabara contando cosas por ahí…

E.F. - ¿Qué ponía en el reconocimiento?

J. - El reconocimiento fue lamentable. Aquella escena delante de un médico en un centro de salud me ha hecho pensar mucho. Es muy fácil criticar a la Policía Nacional, una institución que todos sabemos está integrada fundamentalmente por hijos de policías franquistas, e infiltrada por grupos organizados de ideología racista o directamente neonazi. Pero cuando ves que la corrupción y la violencia afecta también a otros colectivos aledaños, incluidos trabajadores de la salud, las sensaciones son más tristes. Las esperanzas de un verdadero cambio en la sociedad se disipan. Mucho más que los golpes que recibí, me dolió que la médico encargada de hacerme el reconocimiento preceptivo en el llamado Centro de Apoyo a la Seguridad, y con número de colegiado 24096, me tratase como una alimaña. Entré en su despacho custodiado por tres policías. En cuanto me quitaron las esposas, me espetó, de muy malos modos: “¿Y a ti, qué te pasa?” Le mostré mi antebrazo izquierdo, claramente deformado por una inflamación masiva, y con una herida sangrante de unos cinco centímetros. Le dije que además creía que me habían hecho un esguince en el tobillo, y que tenía dolores en las cervicales y el cuello. Ni se molestó en tocarme. Me miraba como si fuese un desecho, un animal peligroso. Al final, me echó un poco de réflex por la espalda y se puso a escribir. Sólo se me ocurrió mirarle a los ojos, en plan ciudadano, y decirle que yo también era un empleado público, como ella, que trabajaba como profesor en una universidad de Madrid, y que si necesitaba mirarme otra vez las heridas, porque me parecía que no las había visto bien. Ni se inmutó la doctora. Cuando salí del calabozo dos días después, leí su informe. Decía lo siguiente: “Refiere dolor en ambas muñecas por las esposas”. “Refiere”, había escrito la muy sinvergüenza.


E.F. - Después del reconocimiento médico, ¿hubo más interrogatorio, o te mandaron directamente al calabozo?

N. - En el tiempo que estuvimos esperando al reconocimiento médico los cinco policías que me vigilaban (dos uniformados y tres de paisano) me hacían preguntas entre gestos de desaprobación e incredulidad. Hacían como que estaban muy indignados con lo que había ocurrido. Me decían que yo no tenía ni puta idea de lo que había hecho, que no sabía a qué tipo de gente estaba defendiendo. Yo recordaba que sólo tenía obligación de contestar si me preguntaban por mi nombre o mi dirección, así que sólo respondí con el nombre de la calle y el número del portal donde vivo cuando me dijeron: “Si seguro que no vives en Lavapiés, ¿a que no?”. Luego optaron por la estrategia del “poli bueno”. Me decían: “¿Cómo crees que acabará esto dentro de un año?”. Como seguía callado, uno se acercó en plan colega diciendo: “Dejad al chaval, ¿no veis que no quiere hablar?”. Y luego me dijo: “Claro, tú tienes tus ideas y nosotros las nuestras”. No sé si esperaba que le explicase cuáles eran mis ideas, así como estaba esposado y con todo el cuerpo magullado. Preferí quedarme callado como un ser humano.

E.F. - ¿Cómo son los calabozos de la comisaría de Leganitos?

J. - En realidad, a mí me recordaban más a mazmorras medievales, de esas que uno ve en las películas. Hay un olor nauseabundo, fruto de la falta de higiene y ventilación. Te dan una colchoneta fina, impregnada de orines y efluvios de las muchas personas que la usaron antes. Y una manta. Cuando te mandan acercarte al montículo de mantas raídas que tienen a la entrada del calabozo, un funcionario te avisa de las terribles consecuencias que puede haber para ti si se te ocurre coger más de una. Luego comprendes por qué: en las celdas hace un frío terrible. La humedad se te mete en los huesos.

E.F. - ¿Había más gente en tu celda?

J. - Sí, cuando yo llegué había ya cinco personas en mi celda. En un espacio como de cuatro metros cuadrados. Vamos, que había overbooking. Quedaba el espacio justo para colocar mi colchoneta y mi cuerpo, justo al lado de los barrotes.

E.F. - ¿Y cómo son las celdas?

J. - En los calabozos de Leganitos hay como tres naves abovedadas. No hay ningún tipo de luz natural. La mayor parte del tiempo todas las luces están apagadas. Cada celda tiene dos alturas, separadas por un banzo como de medio metro. El suelo es de baldosa. Los techos están desconchados por la humedad y el deterioro. Con el estrés y la humillación a la que te someten, uno termina pensando que el techo, que ya de por sí es muy bajo, se le va a venir encima.

E.F. - ¿Y para orinar?

J. - Para orinar o hacer de vientre hay que esperar a que el agente de turno esté del humor adecuado. Durante el tiempo que estuve en Leganitos, y luego en Moratalaz, hubo al menos tres personas detenidas que, ante la imposibilidad de salir a la letrina, decidieron orinar a través de los barrotes, con el consiguiente disgusto para sus compañeros de celda y los habitantes de las celdas contiguas. Aunque también te digo que ir a la letrina no es una experiencia mucho mejor.

E.F. - ¿Cómo es?

J. - En la letrina yo me empecé a dar cuenta de esas sutiles estrategias con que los carceleros se divierten humillando a los detenidos. Lo de “sutiles” es obviamente un eufemismo. Un par de horas después de ingresar yo en el calabozo de Leganitos entró una mujer, muy probablemente toxicómana, que nada más ser encerrada en su celda solicitó un “támpax”, puesto que estaba con el período. Un funcionario le respondió que allí no tenían “támpax”, y que si le servía con papel higiénico bien, y si no también. El famoso “támpax” usado de la detenida acabó obviamente en la letrina. Cuando yo conseguí que un policía me dejase ir al baño, el tampón sanguinolento estaba colocado justo encima del murete donde te tienes que sujetar si quieres hacer tus necesidades. Me acuerdo que lo bajé de ahí con el pie y lo empujé de una patada contra una esquina de la letrina. Pues bien: las dos veces siguientes que conseguí ir al baño, el “támpax” volvía a estar, como por arte de magia, en el mismo lugar estratégico. También, la última vez que fui había un excremento humano en medio de la entrada a la letrina. Obviamente no se había podido salir de la taza del váter. Alguien se estaba divirtiendo colocándolo en mitad de nuestro camino al baño.

E.F. - Lo que cuentas sobre el trato a una toxicómana es muy grave.

J. - Es peor que muy grave. En la celda contigua a la mía en Leganitos un hombre pasó yo calculo que unas ocho horas pidiendo que le proporcionasen metadona. Por lo que pude escuchar era un usuario del dispensario de Valdemingómez. Le estuvieron dando largas toda la mañana del sábado y buena parte de la tarde. Cada vez que se quejaba a gritos, venían a la puerta de su celda y le decían: “Sí, ya la hemos pedido, ahora viene.” El hombre se llamaba Gelu [nombre rumano] y los funcionarios se dirigían a él, en un alarde de ingenio, con el apelativo de “Gelu Kitty”. Recuerdo comentarios de lo más cruel, del tipo: “¿Qué te pasa, “Gelu Kitty”, estás sudando?” No sé qué puede haber dentro del cerebro de un ser humano para poder burlarse así de otro ser humano que está en una situación tan jodida. Al final se lo llevaron a un centro de salud hacia las cinco de la tarde, avisándole previamente de que en realidad se lo llevaban de paseo, porque ningún centro de salud le iba a dar metadona los fines de semana.

E.F. - ¿Cómo podías saber la hora estando allí dentro? ¿No decías que no había ningún tipo de iluminación natural?

J. - Pathe, el compañero senegalés que fue detenido conmigo, había conseguido “colar” un relojito de estos digitales Casio. Aunque nos pusieron en celdas separadas para que no pudiéramos charlar, de vez en cuando Pathe cantaba las horas. A veces, si los funcionarios estaban de buen humor, también te decían la hora. Ese relojito nos ayudó mucho a pasar el mal trago de la detención. Después de dos días sin poder dormir, sin ningún tipo de referencia, uno acaba aturdido, pierde la noción del tiempo y el espacio, y la amenaza de una crisis de ansiedad o un derrumbe emocional es cada vez más grande, sobre todo sabiendo que lo más probable es que nadie te vaya a atender si al final te ocurre. No me quiero imaginar cómo será el régimen FIES en las prisiones. Si esto es lo que hacen con detenidos a los que supuestamente les ampara la presunción de inocencia, no sé qué harán en los presidios con los reos ya condenados.

E.F. - Son estrategias de humillación y castigo por anticipado, en definitiva.

J. - Sí, por supuesto. Ellos consiguen animalizarte. Eso tiene mucho que ver con lo que hablamos antes, lo que estaba escrito en el atestado policial y que luego fue reproducido por todos los periódicos: que yo les había dado mordiscos a los policías durante el arresto, como si fuera un perro rabioso. Es lo mismo que te comentaba sobre el trato que me dieron los médicos forenses. Hay todo un aparato policial que, conscientemente, busca animalizarte, y que consigue que a los ojos acríticos de la gente que está en los alrededores (los funcionarios del Juzgado que te reparten comida o que te abren y cierran las puertas en el calabozo de Plaza de Castilla, los médicos que te hacen los reconocimientos, algunos abogados de oficio, etc.) los detenidos también aparezcan como simples animales. Y lo que es peor de todo: uno termina también animalizándose. Yo recuerdo los últimos minutos en que estuve privado de libertad, que me encontré a mí mismo asomando literalmente la nariz por una rendija de la puerta de mi celda, pidiendo por favor al funcionario que no volviese a cerrarla, que dejase así abierta una rendijita, que con eso me valía para estar a gusto. Habían pasado más de 6 horas desde mi comparecencia ante la juez, en la que habían decidido concederme la libertad. Sin embargo, las órdenes de libertad tardaban en bajar firmadas a los calabozos, y los que estábamos allí encerrados (unos 30 sólo en mi celda) andábamos desesperados.

E.F. - ¿Con qué tipo de gente estuviste encerrado?

J. - Principalmente chicos jóvenes, muchos de ellos consumidores habituales de cocaína o basuco, que estaban acusados de hurtos o robos con violencia. Varios heroinómanos muy deteriorados física y mentalmente también había, algún pequeño estafador (a Urdangarín no conseguí encontrármelo), pero sobre todo chicos de bandas juveniles. Es curioso comprobar que los códigos machistas y consumistas que manejan esos chicos son exactamente los mismos con los que se comunican los policías entre ellos. El tamaño del miembro viril, el fútbol y la aversión a la homosexualidad aparecen constantemente en el discurso de ambos bandos. También el patriotismo o la obsesión por tu lugar de origen. Entre los policías se llaman los unos a los otros de “¡gallego!”, “¡asturiano!”, y entre los delincuentes comunes se gritan, de una celda a otra, “¡eh, moro!”, “¡eh, cubano!”, o “¡andaluz!”. Recuerdo el policía que me sacó el DNI de la cartera cuando llegué a Leganitos. Lo primero que miró fue mi lugar de nacimiento. Cuando lo leyó exhaló un profundísmo “¡palentino!”. Yo me preguntaba a mí mismo: “¿Qué cojones le importará a este tío dónde he nacido yo?”

E.F. - Entonces, torturas físicas no sufriste, ¿no?

J. - Si quitamos el frío y el dolor por tener que aguantarme el pis, yo he de decir que no recibí torturas físicas. Pero hubo dos detenidos que sí. La noche del sábado en Leganitos ingresó un hombre, que al parecer llegaba acusado de maltrato, y que hizo un comentario acerca del hecho de tener que quitarse los cordones de sus zapatos antes de entrar en la celda. Enseguida el grupo de policías que lo habían bajado, junto con los que estaban de guardia, empezaron a gritarle al unísono. Después de los gritos empezaron los golpes. El asunto debió de durar como unos diez minutos, y por los gemidos del detenido y por el sonido de los golpetazos, puedo asegurar que le pegaron. La otra agresión la vi con mis propios ojos en la comisaría de Moratalaz, la noche del domingo al lunes. Enfrente de mi celda había un hombre solo en una habitación. La tenían iluminada con una luz halógena fuerte, muy blanca, que hacía imposible que aquel detenido durmiera. Cada quince minutos ese hombre se levantaba desafiante y daba patadas contra los barrotes, al grito de: “¡Policía, apaga la luz!”. Todos los demás detenidos del módulo nos revolvíamos en las colchonetas. Le llovían los insultos. Algunos le rogábamos que por favor se callase, e intentase dormir con la manta en la cara. Aquel hombre estaba siendo torturado, y acabó torturando a todos los que intentaban dormir en aquel módulo: fue una situación muy desagradable. Ningún agente se acercó a nuestras celdas en tres o cuatro horas, ni respondiendo a los gritos del detenido de la celda iluminada, ni a los de los que nos quejábamos de la situación. A las 7 de la mañana, poco antes de que comenzaran los traslados a los juzgados de Plaza de Castilla, un policía uniformado se acercó sigilosamente a la celda de mi vecino de enfrente y apagó el interruptor. La celda quedó por fin a oscuras y alguno de mis compañeros consiguió dormir un rato.

E.F. - O sea que el machaque psicológico es constante.

J. - Claro. Son muchos insultos, muchos gritos fuera de contexto, muchas órdenes absurdas. Recuerdo con especial horror a un policía con acento andaluz, bajito y con gafas, que era uno de los encargados de la guardia del calabozo de Leganitos el sábado 17 de marzo en el turno de tarde (creo que de 2 a 10). Llegó pegando gritos a todo el que le pedía ir al baño. Al segundo o tercer bocinazo, alguien le insultó desde alguna de las celdas, haciendo referencia a su tono de voz, que en verdad no era demasiado varonil. Entonces el funcionario entró en cólera y desató una retahíla de insultos, que terminó con el muy sintomático: “¡Inmigrantes de mierda, volveos todos en patera a vuestro puto país!” Después desapareció dentro de la garita, y ni él ni nadie más de los policías que se encargaban del turno atendieron a las llamadas de los detenidos durante varias horas. Desde detrás de la puerta, se podían escuchar un poco las voces desaforadas de los locutores del Carrusel deportivo. La afición de aquel policía andaluz por el fútbol parecía directamente proporcional a su aversión por los inmigrantes.

E.F. - ¿Qué opinión te merecen las mentiras reproducidas en las notas de prensa que aparecieron en los periódicos con respecto al suceso de aquella noche en la plaza de la Corrala?

J. - Sinceramente, a mí no me sorprendieron lo más mínimo. Las notas de los periódicos reprodujeron literalmente lo que decía el atestado policial, tal y como hacen habitualmente. Da igual que sean reporteros de El País, del moribundo Público, o de La Razón. En definitiva sus dueños, quienes les pagan, tienen los mismos intereses. Los diferentes posicionamientos ideológicos de los medios de comunicación españoles son absolutamente impostados en mi opinión, son simples cuotas de mercado para quienes controlan sus capitales sociales, que en realidad son unos pocos sujetos y sus familias, que además se relacionan y reproducen entre sí. Para conservar el puesto de trabajo, los periodistas, los reporterillos (muchas veces becarios) que trabajan para los medios hegemónicos desarrollan sus propias estrategias de censura y autocensura, y no les importa mentir a cambio de conservar el sueldo, aunque para ello tengan que poner en riesgo la integridad física o el futuro de personas como en este caso fui yo.

E.F. – Pero es verdad que al 15-M no le han tratado del todo mal en esos medios “progresistas”.

J. - En el caso concreto de las redadas racistas en Lavapiés y otros barrios obreros de Madrid, está claro que a ninguno de los socios capitalistas que controlan los cuatro o cinco grandes conglomerados mediáticos españoles les interesa difundir que los inmigrantes se están empezando a organizar para contestar a los abusos que a diario están cometiendo contra ellos. Quizá una acampada festiva, un pasacalles o una cabalgata indignada no lo haga, pero una respuesta colectiva y contundente de la población migrante de Madrid contra quienes están violando sistemáticamente sus derechos como seres humanos pondría en serio riesgo los intereses económicos de esa elite financiera que posee los medios de comunicación en España. Entre los multimillonarios que pertenecen a esa elite desde luego que también están los dueños del fondo de inversión Liberty Acquisition Holding, que controla el Grupo Prisa, o la familia Abelló, que controla el fondo de inversión Torreal, que gestiona Mediapro y por lo tanto la Sexta y el extinto Diario Público, o la familia Azcárraga que maneja los hilos de Televisa. A ninguno de ellos les interesa lo más mínimo difundir que los inmigrantes están plantándole cara a sus agresores. Nosotros en el Grupo de Migración y Convivencia de la Asamblea Popular de Lavapiés ya habíamos tenido experiencias muy desagradables con reporteros de toda calaña desde principios del verano, y por eso llegamos a un acuerdo en asamblea de no tratar con ellos, de boicotearles. Ese trabajo va de la mano de un esfuerzo por difundir nuestros comunicados y nuestras notas de prensa por los medios de contrainformación, siempre que sean asamblearios o, por lo menos, económicamente independientes. Creo sinceramente que otras asambleas barriales y organizaciones como mi sindicato (CNT) deberían dar un paso en firme para boicotear de raíz cualquier tipo de relación con reporteros que trabajen para estos medios hegemónicos, sea la simpática Sexta o la recalcitrante Intereconomía.

E.F. - ¿Y cómo conseguiríamos que ese boicot del que hablas fuera efectivo?

J. - Pues empezando por quienes tenemos más cerca. A mí me parece mucho más honesto (y más laborioso también) intentar que la gente a nuestro alrededor saque de sus sobacos el domingo por la mañana ese maldito País, o ese maldito Diario Público y se aficione de una vez por todas a informarse seriamente a través de nuestros blogs, nuestras páginas de contrainfo, nuestras redes sociales y nuestros periódicos como el del 15-M, o el Rebelaos. Es mucho más honesto y más valiente que seguir tratando de mendigar un buen trato en la Cadena Ser o en El País. Obviamente en El País o en la Cadena Ser algunas veces nos tratarán bien, nos darán un poco de coba a las gentes de los movimientos sociales, según los intereses políticos o económicos que en cada momento tengan sus dueños o sus patrocinadores. Mira, te voy a decir una cosa: si algo ha tenido de positivo mi detención y los moratones de mi cuerpo es que algunos miembros de mi familia, por ejemplo, fieles votantes algunos del PP, se han llevado las manos a la cabeza al ver como en todos lados me llamaban narcotraficante, incitador a la violencia, o perro mordedor. El otro día mi hermana me preguntaba que de qué manera podía informarse a partir de ahora, que tenía la sensación de que en todos los sitios la estaban engañando. Yo, después de una intensa conversación con ella, le he pasado los enlaces de medios de comunicación que me parecen fácilmente digeribles para una persona que está empezando a darse cuenta de la farsa que hay detrás de los medios de comunicación masivos. Le he recomendado el Diagonal, Periodismo humano y Madrilonia. Me parece que ese trabajo de convencer a gente como mi hermana de que se aparte del televisor y deje de leer los periódicos de quienes nos gobiernan es más digno y más gratificante que el de pedirle al defensor del lector de El País que rectifique una noticia y nos deje por favor contarle a la gente que yo no soy ningún narcotraficante ni ningún perro sarnoso, que tengo mi doctorado por la Universidad de Yale y que la policía me pegó simplemente por manifestarme contra un hecho injusto. Entre otras cosas, si la policía me maltrató y me ha puesto unos cargos que pueden suponer hasta un año de cárcel es por haber intentado documentar un hecho injusto, o sea hacer lo que los periodistas a diario no hacen, que es contar en justicia lo que está pasando en nuestras calles.

E.F. - Hablando de justicia, ¿cuándo será el juicio?

J. - No sé, creo que tardará muchos meses. El próximo 17 de abril los policías declaran ante el juez, y dice mi abogado que ahí veremos si tienen ganas de fastidiarme vida. Yo también he denunciado a los policías por agresiones, así que el día de juicio, y si su señoría no decide archivar mi denuncia, ello irán no sólo como denunciantes sino también como denunciados. A mí me acusan de un delito de resistencia activa a la autoridad, que está penado con hasta un año de cárcel. Aunque como soy blanquito, “palentino”, y era la primera vez que estaba detenido, si al final salgo condenado me lo sustituirán por una multa. Mucho peor lo tiene nuestro compañero Pathe, que es negro, senegalés y le acusan de atentado a la autoridad. Él tiene ya varias causas pendientes, todas ellas por delitos contra la Ley de Extranjería, excepto una por atentado a la autoridad de una vez que le dio un codazo a un policía que intentó quitarle los cedés que estaba vendiendo en la calle. A Pathe es probable que le caiga un año de cárcel. Cuando cumpla su condena, el día que salga en libertad, una patrulla de policía estará esperándolo a la puerta del centro penitenciario tal y como llevan haciendo desde hace ya meses. Lo meterán directamente en un CIE, donde se comerá otros 60 días privado de libertad antes de ser deportado a su país.

E. F. - ¿Crees que tiene solución el tema de las redadas racistas?

J. - Yo creo que las redadas racistas de la policía se terminarán en un corto plazo. Me refiero a los controles de identidad por perfil étnico en las bocas de metro, en los intercambiadores y en las plazas de los barrios obreros de Madrid. Son demasiado descaradas, y la gente de a pie ha empezado a concienciarse de su injusticia, gracias, al estupendo trabajo de difusión de las Brigadas Vecinales, al reciente informe de Amnistía Internacional o al ingente trabajo de asociaciones como Ferrocarril Clandestino, las ODS, la Federación Local de CNT en Madrid o la Asociación Sin Papeles, con el definitivo impulso del Movimiento 15-M.

E.F. - ¿Estás seguro de que dejaremos de ver a policías de paisano pidiendo papeles por todos lados, ahora que gobierna el PP?

J. - Sí, es como el tema de los desahucios y la dación en pago. El actual gobierno de ultraderecha hará lo posible por que se acaben. Al poder y al capital, por muy conservador que sea en sus principios ideológicos, no le conviene que su violencia sea tan visible. Sin embargo el acoso a la población inmigrante continuará, disfrazado de operaciones antidroga, antirrobo o “antiloquesea”, como ya está pasando en Lavapiés, que sirvan para exacerbar entre la gente el discurso fascista que identifica al inmigrante con el delincuente, “el que ha venido aquí a quitarnos lo nuestro y a traernos lo que no necesitamos”. También es más que probable un fuerte endurecimiento de las leyes de extranjería, especialmente en lo tocante a la obtención de permisos de residencia por arraigo. En definitiva, yo creo que hay una auténtica limpieza étnica que desde hace tiempo está decidida desde quienes tienen el poder político y económico, no sólo en este país, sino en toda Europa. A medida que las nuevas leyes laborales están sancionado la existencia de una masa trabajadora autóctona en condiciones apropiadas de indefensión para ser explotada de la forma más descarada, la antigua mano de obra semiesclava de origen extranjero, la que construía nuestras segundas residencias, cuidaba a nuestros ancianos o limpiaba nuestra basura, ya no es necesaria en nuestros países, y hace falta eliminarla, porque “compite” directamente con los nuevos parias nativos. Los policías, los jueces y los gobernantes acosarán a los migrantes, los meterán en los CIE o en los calabozos el tiempo que sea necesario, les harán la vida imposible hasta que por fin se vuelvan voluntariamente a sus países. Si no lo hacen, habrá que deportarlos. Entre medias, tendremos víctimas, como Samba Martine, asesinada por la policía en el CIE de Aluche en Madrid, o el joven Abdellah El Asli, al que la policía ha dejado tetrapléjico recientemente en Guadalajara. Sólo una reacción valiente y organizada en función de principios ideológicos claramente antifascistas podrá detener esa espiral de violencia contra los inmigrantes.

E.F. - ¿Quieres decir algo más?

J. – Quiero darles las gracias a mis compañeros de la Asamblea de Lavapiés y de CNT por habernos acompañado a Pathe y a mí tantas horas a la puerta de la Comisaría de Leganitos el viernes por la noche, el sábado en la plaza de Lavapiés y el domingo en los Juzgados de Plaza de Castilla, con un frío que pelaba. Se siente mucho esa presencia cuando uno está detenido, y creo que debemos continuar haciéndolo con todos los compañeros que sigan siendo represaliados en esta lucha, que será bien larga. La solidaridad y el apoyo mutuo en los momentos chungos es lo fundamental.

domingo, 25 de marzo de 2012

Conversaciones con un policía

3 de febrero

Hola, D.,

Ahí te paso un relato de lo que pasó el miércoles pasado durante la acción del colectivo Yo no pago, afín al 15-M, para denunciar la subida de las tasas del transporte público en Madrid y la degradación en general de los servicios públicos. Yo no estuve allí, pero sí estuve en la anterior acción, donde pude comprobar con mis propios ojos la misma burtalidad policiale y las mismas detenciones arbitrarias que se relatan ahí.

http://madrid.tomalaplaza.net/2012/02/02/si-coreas-haces-fotos-y-te-solidarizas-te-detienen-yo-no-pago/

Te mando también algunas fotos y un vídeo de lo que pasó. A medida que vayan saliendo más te los iré pasando:

http://es.noticias.yahoo.com/video/nacional-1428525/la-policia-detiene-a-cinco-miembros-de-la-plataforma-yo-no-pago-28169808.html

http://fotograccion.org/wp/2012/02/fotos-yonopago-repeticion-de-la-jugada-con-mas-represion-policial/

http://www.diagonalperiodico.net/Accion-Yo-No-Pago-en-Metro-Madrid.html

También te adjunto con este mensaje el texto de la denuncia que voy a poner el lunes en los Juzgados de Plaza de Castilla por la identificación que me hicieron ayer en la plaza de Jacinto Benavente, cuando volvía a mi casa desde una concentración pacífica y casi silenciosa de repulsa por lo ocurrido el día anterior y en solidaridad con mis compañeros detenidos, uno de ellos bastante cercano a Salomé y a mí.

Te seguiré contando, si te parece bien, para que vayas formándote una opinión más concreta sobre lo que está pasando en las calles de Madrid. La situación, según te comenté ayer, me parece sumamente grave como para que todos y cada uno de nosotros tomemos cartas inmediatamente en el asunto, y reaccionemos de la manera que nos parezca más conveniente.

Yo personalmente he decidido no callarme más, e iré adelante en esta forma de lucha hasta donde sea necesario.

Un abrazo,


favila




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11 de febrero

Queridos D. e I.,

Os mando informaciones de dos cosas importantes que nos pasaron ayer en Madrid, y de las que muy probablemente no pudisteis o no os dejaron enteraros correctamente.

La primera fue la concentración frente a los Juzgados de Plaza de Castilla para apoyar a Hortensia, una señora del barrio de Moratalaz, de unos 60 años, trabajadora social y compañera mía del sindicato de Enseñanza e Intervención Social de CNT. Se enfrentaba a un juicio de faltas por haberse parado a interesarse por un hombre latinoamericano víctima de un control de identidad racista por parte de varios agentes de la Policía Nacional en el metro de Pavones hace un par de meses. La han acusado de desobediencia a la autoridad y el fiscal terminó pidiendo ayer una multa de 200 euros. En una semana saldrá la sentencia. Nos juntamos unas 50 personas, en lo que esperamos que sea sólo el principio. En las próximas semanas, al menos otras 10 personas, algunas de ellas muy cercanas a nosotros, se enfrentan a juicios de faltas semejantes, en los que los agentes de policía nacional inventan malintencionadamente cargos contra personas que hacen lo que cualquier ser humano debería hacer en la calle: denunciar el racismo y proteger al más débil.

Este tipo de controles racistas se producen a diario en todos los rincones de Madrid, y el gobierno español y quienes los ejecutan sin pararse a pensar lo que están haciendo han sido denunciados y condenados por instituciones como el Comité de Derechos Humanos de la ONU, la Unión Europea, Amnistía Internacional, además de colectivos y grupos vecinales.

Aquí tenéis la convocatoria, con el testimonio de nuestra compañera Hortensia:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144410

http://asambleamoratalaz.com/2012/02/nuestra-vecina-hortensia-ha-recibido-una-denuncia-por-tratar-de-impedir-un-control-policial-racista/

Luego, a las 8 de la tarde, S. y yo fuimos a Sol a protestar contra la última reforma laboral, que supone un varapalo sin precedentes contra los derechos de los trabajadores de este país.

Aquí os adjunto el enlace con el borrador de reforma laboral, para que lo leáis con cautela e inteligencia, y os deis cuenta de lo que se nos viene encima, a nosotros y a los que vengan detrás de nosotros:

http://www.lamoncloa.gob.es/NR/rdonlyres/9C91A48C-813E-474A-9F94-B4CA8685B2EE/193026/REFORMALABORAL.pdf

Después de la concentración, decidimos acercarnos al Congreso de los Diputados para continuar la protesta cerca del lugar donde dicho borrador será tramitado y convertido en ley el lunes. Había un cordón de policías nacionales de la UIP que nos impidió el paso en la carrera de San Jerónimo. Después de unos minutos, y sin mediar ningún tipo de provocación, los policías empezaron a golpearnos de forma salvaje. Nosotros nos libramos, de los golpes, pero vimos con nuestros propios ojos las agresiones contra personas en actitud pacífica. Hubo varios heridos, Un chico acabó en el hospital. Nuestro amigo A. fue detenido. Su abogada nos acaba de contar que A. está más o menos bien, le han pegado en el traslado a la comisaría, donde A. solicitó el "habeas corpus". Cuando lo hizo, los policías se burlaron de él, incumpliendo uno de los principios básicos del derecho internacional.

Os mando un vídeo e imágenes de las agresiones de anoche:

http://www.youtube.com/watch?v=I9ju2X-YtJo&feature=related

http://fotograccion.org/wp/2012/02/fotos-violencia-policial-en-la-protesta-por-la-reforma-laboral/

Espero de corazón que este mensaje os haga reaccionar.

Esta tarde a las 8 en la Puerta del Sol hay una concentración de repulsa a la violencia policial y para reclamar la inmediata libertad sin cargos de las personas detenidas ayer.

De vosotros también depende que esta tarde no vuelva a pasar lo de ayer.

Un abrazo muy fuerte,


Favila

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13 de febrero

Hola otra vez,

Os recomiendo la lectura de este comunicado escrito por uno de los detenidos el viernes en la manifestación contra la Reforma Laboral.

http://madrid.tomalaplaza.net/2012/02/13/aqui-y-ahora-empieza-la-batalla-de-la-opinion-publica/

Un grupo de unas 50 personas estuvimos ayer 4 horas en la puerta de los juzgados de Plaza de Castilla esperando a que estos chicos salieran. A mí personalmente me parecía muy importante que sintieran que no estaban solos y que notasen que, de alguna forma, los habíamos estado acompañando los últimos dos días que pasaron en el calabozo. Cuando por fin los dejaron libres, todos los que estábamos allí pudimos ver cómo había quedado la cabeza de este chico que escribe el comunicado. Había otros dos chicos con ojos morados, otro con una herida en la frente, y mi amigo A. tenía un moratón en las costillas por un puñetazo que le dio un policía mientras lo llevaba a la furgoneta. Pero este chico que escribe el comunicado es el que lo pasó peor. Le tuvieron que poner 7 grapas para cerrar la brecha que le hicieron los antidisturbios golpeándole la cabeza contra el suelo. Ahora, encima de enfrentarse a cargos de desobediencia y resistencia a la autoridad, penados con hasta 1 año de cárcel, tiene que soportar que los medios de comunicación, incluidos el diario El País y el diario Público, le hayan llamado violento, provocador, antisistema y demás lindezas.

Yo personalmente estoy muy cansado de que gente desinformada y poco comprometida con valores humanos que a mí me parecen fundamentales me juzgue y me insulte. Por eso quería difundir este texto, y os agradecería mucho que me ayudaseis a hacerlo.

Os mando un abrazo,


Favila

http://madrid.tomalaplaza.net/2012/02/13/aqui-y-ahora-empieza-la-batalla-de-la-opinion-publica/

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17 de febrero

Hola,

Aquí os mando un interesante estudio psicológico publicado hoy por la Comisión de Análisis de la Asamblea de Sol, intentando encontrar justificación a los comportamientos agresivos de los agentes de la Policía Nacional española. Las conclusiones se han sacado a partir de comentarios aparecidos en los foros de Policía.

http://analisismadrid.wordpress.com/informe-sobre-foros-policiales-del-grupo-analisis-madrid/#comment-47

También os quería comentar que ayer hubo una nueva redada racista muy cerca de mi casa. Aunque ya estamos tristemente acostumbrados, esta vez la redada nos afectó mucho a S. y a mí porque una de las víctimas fue A. B., el compañero de piso y primo de E., un buen amigo bangladeshí del barrio. Unos policías de paisano estaban esperándoles al salir de un taller, precisamente sobre Ley de Extranjería, que daba la Asociación Sin Papeles en su local de la calle Fe. Aunque mostró el documento con el recurso a su orden de expulsión, y se les comentó que A. B., que vive aquí desde 2007, está tramitando su permiso de residencia, no hubo manera de evitar que se lo llevasen. Los policías entraron a la tienda donde se había escondido y lo sacaron por la fuerza. A. B. todavía a estas horas está detenido en la comisaría de Aluche, y aunque hemos sido bastantes las personas (entre ellas S. y yo) las que hemos llamado para rogar que lo sacaran de allí, no ha habido manera. Es posible que en las próximas horas, si hay plazas libres, sea ingresado en el Centro de Internamiento de Aluche, que está justo al lado, donde podrá pasar hasta 60 días antes de ser deportado o puesto en libertad.

S. y yo estamos muy preocupados por estas cosas, y cada vez se nos hace más difícil dormir o sonreír. También nos preocupa mucho que estos mensajes que os estamos mandando no reciban ninguna respuesta de vuestra parte.

Un abrazo,


Favila

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19 de febrero

Hola Favila.

Siento no haberte respondido antes. La verdad es que por aquí andamos bastante ocupados tratando de resolver los diferentes frentes que tenemos abiertos. Además no pude leer tu denuncia porque al parecer me falta un programa en el ordenador, que ya es bastante viejillo, para poder abrirlo, pero estoy al corriente de todo lo que me envías.

El otro día, cuando hablé contigo por teléfono me quedé bastante preocupado por todo lo que me contaste y más aun por la forma en que me lo contabas.
Quiero que sepas que yo no tengo nada contra ti ni contra nadie y que no tengo pensado hacer nada con “vosotros” como tú me decías.

Yo soy policía, no soy una persona violenta, ni me rijo por motivos racistas, ni fascistas, ni obedezco a órdenes políticas, lo que me mueve a la hora de hacer mi trabajo es mi conciencia. Estoy muy a favor de lo que ha representado y representa el movimiento del 15-M en este y en otros países, lo sigo bastante de cerca y estoy muy de acuerdo con sus principios. Estuvimos en su momento en Fuente Dorada para informarnos y ratificar nuestro apoyo con nuestra firma, nuestro nombre y nuestro DNI, hemos asistido actos convocados por la plataforma y te aseguro que mantenemos una actitud muy coherente con lo que pensamos y lo extrapolamos a todos los ámbitos de nuestra vida.

Tristemente nuestro día a adía, el de I. y el mío, se ve muy alterado por otras circunstancias que ya conoces y tenemos además una lucha personal paralela, contra el sistema, llámese médico, educativo o político. Estamos pendientes de la resolución de dos contenciosos contra la administración de los que depende en parte nuestro futuro.
A nivel político nos hemos implicado participando activamente en un partido que básicamente propone la equidad en todos los aspectos.

Yo, en mi día a día como policía me dedico fundamentalmente a colaborar con ambulancias, a asistir a victimas de violencia de género, a buscar a personas desaparecidas porque sufren alzheimer, a ayudar a ancianos que se caen de la cama por las noches porque los servicios sanitarios muchas veces no acuden a este tipo de requerimientos. De vez en cuando nos toca sacar a alguien que se ha tirado al río. Llegamos mucho antes que los bomberos a cualquier incendio y cuando es necesario socorremos a las víctimas y así un largo etcétera.

También mi trabajo es prevenir la delincuencia. Sí, diariamente nos enfrentamos a violadores, a personas agresivas con su pareja, sus hijos, sus padres y con todo lo que se le pone por delante, redes de inmigración ilegal que cobran auténticas fortunas a sus compatriotas por venir a este país para después explotarles hasta reventar. A personas armadas y muy violentas que vienen de países que han pasado por guerras y que les importa un pito el sufrimiento de sus víctimas con tal de lograr sus objetivos. A gente que trapichea con drogas en institutos y colegios y podría seguir contándote mil y una batallas más. Todo ello con mayor o menor riesgo dependiendo de las circunstancias para nuestra integridad física e incluso de nuestra vida. (No se si tendrás noticia sobre la reciente muerte de 3 policías por intentar rescatar a dos
estudiantes borrachos que se bañaban para divertirse por la noche en Vigo).

Llevo 14 años en la policía y hasta hoy nadie me ha denunciado por una mala actuación y no solo a mí sino tampoco a la gran mayoría de mis compañeros de trabajo, entre los que se encuentran excelentes personas.

Yo nunca he torturado a nadie ni he sido testigo de torturas en una comisaría. No lo permitiría. Cuando he tenido que emplear la fuerza ha sido para defenderme o para defender a otras personas y por suerte ha sido en contadas ocasiones. De mis actuaciones tengo que responder ante un juez, con el que no tengo ninguna relación, que en su caso es el encargado de aplicar la ley, para nosotros también.

Aunque mi trabajo me llena te garantizo que a veces también resulta muy desagradable. Ves cosas que pueden llegar a deshumanizar a cualquiera, el trabajo asistencial en emergencias es muy duro y te enfrentas con situaciones que hacen que cuando llegas a casa sea muy difícil desconectar y a veces no consigues ni conciliar el sueño.

Te garantizo que yo también estoy harto de que gente que ni siquiera me conoce me insulte, me trate de violento, fascista, torturador o borrego solo porque llevo un uniforme.

Por otra parte, creo que hay una falta total de rigor de los medios de comunicación. Cada uno cuenta la película como le interesa, una vez más motivado por oscuros intereses económicos y de poder que hay detrás de ellos. A mi me gusta leer distintas publicaciones, desde las más convencionales a otras más minoritarias como el periódico Diagonal, que leo a través de Internet con bastante frecuencia y cuando el tiempo me lo permite, para poder formar mi propia opinión.

Te aseguro que yo también lucho por la igualdad y los derechos humanos. En muchas cosas estoy muy en contra del sistema, desde la actuación de quien nos dirige hasta la permisividad con los que realmente mueven los hilos. En casa estamos muy concienciados y nuestros actos son totalmente coherentes con nuestros principios porque consideramos que es otro granito más de arena para intentar cambiar las cosas.

Con todo esto lo que quiero que sepas es que efectivamente la situación es sumamente grave, que hace ya mucho que hemos reaccionado y que otras maneras de enfrentarse a la injusticia son igualmente válidas. Si se exige respeto el primer paso es respetar.

Me parece que generalizar y meter en el mismo saco a todo un colectivo, ya sea por motivos raciales, religiosos o de cualquier otra condición, entre ellos laborales, es simplificar demasiado las cosas e incluso puede llegar a ser peligroso.
Gracias sinceramente por mantenernos informados.

Un abrazo.

D.

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20 de febrero

Gracias por contestar a nuestros mensajes. Hay infinidad de cosas que comentar y reflexionar juntos a propósito de tu respuesta. Por supuesto, hay varios comentarios de los que haces que me parecen francamente desatinados y alejados de la realidad, especialmente de la que yo veo a diario con mis propios ojos en las calles de Madrid.

¿Tú has entrado en el CIE de Aluche, D.? ¿Tú sabes lo que es una redada racista? ¿Tú has visto una carga policial contra manifestantes en actitud pacífica? ¿Tú sabes cómo está actuando la policía contra las personas que intentan detener un desahucio? ¿Tú sabes cómo tratan a los detenidos los miembros de la Brigada de Información de Moratalaz? Yo he visto, vivido y sentido en mis carnes las cuatro primeras cosas, y he hablado con amigos míos que han sufrido lo último.

Por otra parte, noto bastante agresividad en tu tono y en tu forma de expresarte, algo que espero que no hayas notado en mi conversación contigo ni en estas cartas últimas nuestras, porque no era en absoluto mi intención hacerte sentir de esa manera. Si lo hice, te pido disculpas. También os pido disculpas a los dos, a I. y a ti, por no estaros preguntando por los problemas de vuestras vidas, qué sé que los tenéis y son importantes. Una vez más, estoy convencido de que si vosotros vieseis los actos de brutalidad policial y las injusticias que yo estoy viendo, ya casi a diario, en la calle, comprenderíais que quizá a veces se me note alterado en mi conversación con vosotros, o me desentienda de los problemas personales de vuestras vidas, que desde luego me importan, y mucho, puesto que os considero mis amigos.

En todo caso, y por desgracia, la realidad se impone a cualquier tipo de debate más sosegado. Ahora mismo, las 5 de la tarde de hoy lunes, están llegando vídeos de nuevas cargas policiales contra estudiantes de secundaria en las calles de Valencia. Los estudiantes han vuelto a salir a protestar hoy, ejerciendo su derecho y su deber, contra los recortes en la educación y contra los golpes que les han dado los antidisturbios en los últimos días.

Mira este vídeo, por ejemplo, de hace escasos minutos, que desde luego no te van a enseñar en ningún medio de comunicación masivo.
Enlace
http://www.youtube.com/watch?v=xoMQqr65344

Yo quiero que sepas una cosa importante, D. Si tú me dijeras que un solo compañero mío, empleado de la Universidad donde trabajo, o de cualquier universidad pública de esta ciudad, se está dedicando a aprovecharse de su fuerza o de su autoridad para abusar de jóvenes, muchas veces menores de edad, que están encima expresándose por algo absolutamente justo y legítimo, ¿sabes lo que yo haría?

Lo que yo haría inmediatamente es mover el culo de mi oficina, ir adonde tuviera que ir, y plantarle cara a ese animal de bellota. Removería Roma con Santiago, y si ese tipo no se marcha de la institución en donde yo trabajo, y deja de llamarse compañero mío, lo que yo haría sería forzar la situación hasta que los que están más arriba que yo tomaran una decisión: o se marcha el abusador o me marcho yo. Estoy muy dispuesto a quedarme en el paro y alimentarme de lo que la gente tira en los contenedores antes de que nadie en la calle me llame o me considere compañero de un racista, de un violento, o de un abusador.

Si no lo hiciera, me sentiría cómplice.

Nada más por hoy.

Os mando un abrazo, sincero y airado,


Favila

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21 de febrero

No voy a entrar en tu juego.

D.

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21 de febrero

Aquí te mando un artículo aparecido en Diagonal hace un par de semanas, en que se analiza la situación de los centros de enseñanza pública, y que explica las protestas de los estudiantes de secundaria esta semana en Valencia.

http://www.diagonalperiodico.net/La-ensenanza-publica-en-la.html

También te adjunto nuevas imágenes sobre la violencia policial contra los manifestantes ayer en la ciudad de Valencia:

http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/8573-brutalidad-policial-sin-l%C3%ADmites-contra-menores-de-edad-periodistas-profesores-y-viandantes-en-el-centro-de-valencia.html

Quizá a ti te parezca todo esto un juego mío. A mí me parece una realidad que nos afecta a todos.

Un abrazo,

Favila

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21 de febrero

Hola Favi,

Al principio, cuando recibí tus primeros correos deseé contestarte pero no encontraba la manera de cómo hacerlo sin entrar en una discursión que de antemano conocía su esterilidad. Y ahora, por supuesto, no lo voy a hacer, voy a intentar ir al grano.
Te contaría todas las cosas con las que stoy/estamos de acuerdo con el movimiento del 15M y con las que no, o a los actos que hemos asistido como personas anónimas, -independientemente de mi/nuestro credo, raza y profesión (por si no lo recuerdas amo la enseñanza y como no estaba de acuerdo con el sistema educativo intenté cambiarlo desde dentro y no desisto en mi intento pues creo que un mundo mejor es posible, ahora cabría definir "un mundo mejor" y en mi definición no entra los jodidos radicales que cegados de rabia prostituyen y ensucian todo proyectando sus neurosis hasta en su hermano) o de las cosas que hace D., el poli, en su trabajo... pero como no te has tomado la molestia de preguntarme voy a ser muy respetuosa y no hacerlo.

Tengo una pregunta que hacerte: los emails que nos has enviado lo has hecho con todos tus amigos?o hemos tenido la suerte de llevarnos todos los boletos de la rifa?

El día que telefoneaste a mi móvil para preguntar a D. el "qué vais a hacer con nosotros" me quedé totalmente petrificada, mi intención inmediata fue telefonearte para aclarar ciertas cosas pero pensé que en caliente no era buena momento. Ahora, en frío, lo tengo muy claro. Si tenías mi número de teléfono y pudiste llamar es porque lo tienes por amistad pero un amigo no llama para reprochar o culpar a esa persona de algo que según parece ha vivido con otras personas y como veo que tu ideología está por encima del respeto y otros valores y no te reconozco por favor borra mi número de teléfono.

Yo he tenido/tengo mi propia batalla contra las farmacéuticas, son mis "enemigos" (me va literalmente la vida en ello) y te puedo asegurar que la cordura está por encima de que personalice o increpe a mi primo el visitador médico o a su hermana la ingeniera química que trabaja en una multinacional farmacéutica, esa misma multinacional que niega mi enfermedad y me acaba de dejar en una excedencia sin sueldo y vete tú a saber en que desamparo futuro) pero como te repito en mi lucha/nuestra lucha la cordura y el sentido común está por encima de todo.
Como comprenderás Diego es mucho más que un policía y yo mucho más que la compañera de un poli.

No te molestes en contestar este email, te voy a poner en spam.
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21 de febrero

Hola, I. y D.,

He estado llamándoos por teléfono ahora pero no me habéis cogido, así que no me queda más remedio que escribir, a riesgo de quedar para siempre en el spam del correo de I. Lo bueno del spam es que se puede recuperar en cualquier momento (mañana, dentro de un mes, dentro de 10 años), y el tiempo siempre ayuda a ver las cosas con mayor objetividad y a entender quién fue más cabal a la hora de expresar sus opiniones y argumentos.

Me preocupa mucho que esta discusión y debate I. lo considere estéril. La pena es que no lo podamos tener en persona, puesto que el email y la escritura siempre pueden llevar, como I. bien sabe por su profesión, a malinterpretaciones. Yo personalmente creo que el hecho de que no podamos hablar en persona de estas cosas sí podría ser un buen motivo para dejar, si así os parece, este intercambio de emails. Pero sólo ese debería ser el motivo, y no el contenido. Yo puedo estar más o menos nervioso con lo que veo a mi alrededor, lo reconozco, pero al mismo tiempo estoy absolutamente seguro de que en ningún momento he dejado de ser respetuoso y cordial con vosotros dos. Es muy importante para mí que os deis cuenta ahora de eso. Si todavía no lo tenéis claro, por favor os pido que reviséis esta serie de correos, porque es muy injusto que I. me acuse de haberos faltado al respeto.

Muy al contrario de lo que dice I., a mí este debate me parece extremadamente productivo, y absolutamente necesario. La llamada del otro día y la conversación con D. era inevitable. Yo acababa de ser violentado (otra vez más) en la calle por unos policías, y sentí la necesidad de pedirle información sobre lo que está pasando, porque de verdad no acabo de comprenderlo. Hablé muy claramente con él. S. estaba delante, y me animó a hacerlo. Estamos muy asustados de la deriva que están tomando los acontecimientos en las calles de Madrid. Necesitábamos (y lo seguimos necesitando) saber si los policías han recibido órdenes concretas sobre cómo actuar contra nosotros cuando salimos a la calle a manifestarnos. Me parece muy humano y muy normal que yo a D. le preguntase si los abusos que estaba viendo en la calle respondían a algún tipo de orden. Es una cuestión que tiene que ver con nuestra seguridad y nuestra felicidad, la de S. y mía. Si vosotros no os habéis dado cuenta de eso, me parece muy injusto que encima nos llaméis radicales, en vuestra acepción, que viene a ser algo así como "brutos". En todo caso seréis vosotros los brutos, que habeís malinterpretado una petición muy sencilla y muy humana de nuestra parte.

En todo caso, estoy seguro de que esta discusión no está ocurriendo sólo entre nosotros cuatro. Creo que reproduce lo que muchas familias, muchos grupos de amigos, muchos compañeros de trabajo están hablando y viviendo en este momento en este país, y quizá en otros sitios del mundo. Si os deja más tranquilos, este debate yo personalmente lo he tenido desde hace meses con bastantes de mis amigos, y con mis padres y hermanas, que como sabéis son votantes del PP. Yo les he avisado de que su indolencia a la hora de acompañarnos en las manifestaciones y su posicionamiento político al lado de los que más tienen están poniéndonos seriamente en riesgo a nosotros, a S. y a mí, que hemos optado por arriesgar nuestra seguridad y nuestro bienestar a cambio de que en la sociedad en que vivimos haya un cambio serio y radical (sí, sí, "radical" porque creemos que tiene que afectar a la "raíz" de los problemas).

El punto de inflexión en ese proceso ocurrió en enero de 2011, cuando contemplé por primera vez una agresión policial en la puerta del Sol, motivada porque yo y otros cuantos compañeros de mi sindicato estábamos gritando consignas contra el Pensionazo. Yo en aquel entonces mandé una carta a I. y a buena parte de mis mejores amigos de toda la vida. Casi nadie me respondió. S. sabe que llegué pálido a casa, que no pude volver a dormir en días, y que desde entonces nuestras vidas han sido totalmente distintas.

Desde entonces, ha habido discusiones largas, en muchas ocasiones muy tensas, con mis mejores amigos, y con mis familiares. También han nacido otras cuantas amistades (y familiares). Con mis amigos de siempre, todavía no ha habido desencuentros tan graves como para que nuestra relación se haya echado a perder, aunque sí es verdad que con unos pocos de mis mejores amigos la relación se ha enfriado bastante, precisamente porque consideran irreal o demagógico lo que yo les cuento que está pasando en las calles de Madrid.

Esta cuestión de salir del armario y empezar a airear nuestras ideas delante de nuestros seres queridos para nosotros ha sido un tema fundamental en estos últimos meses. Fue costoso que llegásemos a esa conclusión, pero ahora mismo nos parece importantísima. Nos sentíamos fatal hablando todo el rato de cosas que a nosotros ahora nos parecen más triviales que lo que está pasando en la calle. Que me corrija S. si me equivoco (también la pongo en copia de este mensaje), pero, desde hace meses, sentimos que no podemos estar en la calle participando en asambleas con gente (al principio) desconocida, gritando contra los desconocidos que nos gobiernan y enfrentándonos a los policías desconocidos que consideramos que están protegiendo a golpe de porrazo los intereses de los que más tienen, sin apelar y llevar ese mismo conflicto al entorno de nuestros seres queridos. Nos consideraríamos hipócritas si no lo hiciéramos. No nos parece que podamos seguir ocultando o disimulando todo lo que pensamos, y todo lo que hemos visto en estos meses, para así proteger la armonía de nuestras relaciones de amistad o cariño familiar. No podemos. Nos parecería una doble moral, que beneficia precisamente a quienes tienen el poder en este sistema político que nosotros consideramos, sin eufemismos, una dictadura. A esos dictadores que nos hacen la vida cada vez más difícil les conviene que nosotros no hablemos "a calzón quitado" de estas cosas. Ellos son los primeros interesados, y nosotros, al rehuir esas conversaciones, les estamos haciendo el caldo gordo.

I. viene a decir que ella no se enfrenta dialécticamente y rehúye ciertas conversaciones con su primo farmacéutico. A mí eso me parece sencillamente un error muy grave. Si de verdad queremos cambiar las cosas, debemos empezar por ahí. La gente está sumamente desinformada, y el escapar de nuestra obligación de informarles, aunque eso motive un conflicto verbal, es volvernos también un poco cómplices.

Es un trabajo arduo, doloroso, y desde luego es mejor hacerlo en persona, donde los ojos, las caras y los gestos cuentan y nos recuerdan que la persona que está delante es nuestro amigo o nuestra familia.

Al mismo tiempo, hay que recordar que esto sí es algo personal. No pasa nada porque sea algo personal. ¿Por qué tenemos tanto miedo a decir que esto es algo personal? Pues sí, es personal. Cuando los compañeros de trabajo de D. se dedican a atosigar a los inmigrates en cada parada de metro, en cada estación de autobús, llevándoselos cada dos por tres a las comisarías, y metiendo a algunos de ellos en esos centros de tortura que son los CIE, ¡pues claro que esto es algo personal! S. es una inmigrante, y yo he visto con mis propios ojos el CIE de Aluche. S. estuvo aquí trabajando y ganándose la vida con un permiso de residencia de estudiante. Eso, según la ley que ejecutan los compañeros de D., es motivo para dar con tus huesos en un CIE y ser deportado. O sea que mi lucha no es sólo por la gente inmigrante pobre (a los ricos no se los llevan), es también por S., por mi cuñado, por mis amigos del barrio. O sea que es algo personal, y creo que sí tengo derecho a preguntar a D., como amigo personal que es mío, por esas cosas.

Con vosotros, por el cariño que os tenemos, S. y yo decidimos simplemente mantener un poco de silencio. El tema era muy delicado, puesto que D. nos parece una grandísima persona y al mismo tiempo sabemos que trabaja para los mismos que, para nuestro estupor y vergüenza, nos están pegando en la calle, se están dedicando todos los días, como os contaba, a meter en coches patrulla y en centros de tortura (CIE) a nuestros vecinos.

El otro día, como os contábamos, decidimos no callarnos más y empezar a hablar seriamente de estas cosas con vosotros. Si eso es ser neurótico, ciego o rabioso, pues está bien. Yo sinceramente creo que simplemente se trata de ser buenos amigos, y ser humanos.

Ojalá que nuestra relación no se estropee por esa decisión que hemos tomado. Ojalá que podamos seguir hablando.

Yo personalmente tengo muchas ganas de hacerlo. No creo que me vaya la vida en ello, como dice I., pero tal vez sí un poco. Tengo muchas ganas de transmitiros ideas en las que creo profundamente y que considero importante discutir con vosotros: que la lucha contra las multinacionales que le han jodido un poco la vida a I., para que llegue a algo, tendrá que ser también en las calles. Que los votos, las firmas, me parece que sirven para poco. Es más, creo que perpetúan entre nosotros la idea de que vivimos en una democracia, algo que es absolutamente incierto.

Yo sé que vosotros sois mucho más que un policía y su compañera. Sois mis amigos, y por eso nos hemos decidido a contaros lo que nos está pasando. Las asambleas, las manifestaciones y, desgraciadamente, las carreras delante de unos tipos armados, son ya la parte fundamental de nuestra vida, y teníamos la necesidad de contároslo.

Yo soy mucho más que un anarquista y mi mujer una pobre inmigrante.

Un abrazo,


Favi


P.S. Os mando una foto que me ha hecho reír esta mañana, dentro de lo tristes que estamos por lo que está pasando en Valencia. A ver si os gusta y se rebaja un poco el tono de estos mensajes. En realidad, mira, os pega mucho...


http://yfrog.com/h4bj8nqj

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29 de febrero

Queridos I., D. y S.

Disculpad por la insistencia, pero no quería que os perdierais la crónica que envía J., un compañero de Brigadas Vecinales, sobre la salida que un grupillo de ese colectivo hizo el otro día por diferentes barrios de Madrid, para documentar las redadas racistas de la Policía Nacional.

Me parece muy importante que la leáis completa.

Si queréis más información sobre ese grupo (S. no creo que la necesite, puesto que salió con ellos unos cuantos meses), aquí tenéis su blog:

http://brigadasvecinales-ddhh.blogspot.com/

Por cierto, S. y yo vamos el jueves a Valladolid. Llegaremos como a las 9 o así. Si queréis hablar, vamos a vuestra casa o al lugar que digáis y charlamos un poco de estas cosas, y de nuestras vidas. Luego el viernes salimos para algún pueblo perdido.

Un abrazo,


Favila


Crónica 15/02/2012

Lavapiés

Nada más salir de la Plata nos encontramos en la esquina de la c/ san Lorenzo con dr. piga (osease, en el bar) un coche de la cnp y dos nacionales comprobando la documentación de un chico negro.

Decidimos ponernos los chalecos dentro del portal de la plata, el topo se alejó un poquito y nos acercamos al control, unas más atentas a lo que pasaba entre la poli y el chaval y otras repartiendo e informando cerquita.

Nada más ponernos delante del control, el chico se acerca y nos dice "tranquilas, no pasa nada, estoy bien, ¿tenéis fuego?", le damos fuego... "¿pero cómo que no pasa nada? te han pedido los papeles, si, pero tengo permiso de residencia, está todo bien... ¿que está todo bien?..."

A los dos minutos, ya comprobado el permiso del chico, los dos agentes se meten en el coche y se piran... El chico nos da las gracias y se va calle arriba...

Primera parada de hoy... la normalización de esto nos cabrea...

Mientras tanto, las compas que están informando mantienen dos conversaciones diferentes... la primera en la línea de "no me parecen mal los controles, a mi también me han pedido identificación alguna vez (…) en realidad nos pasa a todos (el vecino se autodefine como "pintillas" cuando era adolescente y achaca a esto el hecho de que la Poli lo identificara)" y continua "aquí cada uno se pelea por lo suyo, y ya esta" y la segunda más en nuestra línea, esta vez las chicas con las que hablan saben lo que son las redadas, son del barrio, conocen brigadas, etc, etc

Nos deschalecamos, ya que la brigada va a ser en oporto y nos vamos para la renfe. Al pasar por la plza dos coches de cnp en la parte de arriba... subimos a ver... parece que han entrado en el local de apuestas sportium (es de color rojo, no confundir con el victoria). El dispositivo es espectacular, coche en medio de la Palza, tapando una calle con las luces azules iluminando. Decidimos entrar dos, observar dos desde fuera y no ponernos el chaleco. Entramos a observar y vemos que el personal que está ahí pasando la tarde está atento a lo que hace la poli (bueno y a las dos blancas que no saben identificar y que acaban de entrar a no sabe qué...); parece que hay conversaciones más o menos fuertes (no entendemos) entre algunos de los hombres que están en el local y la poli en un momento se va contra uno de ellos y le dice "a este paso te voy a tener que pedir los papeles", el chaval le contesta algo así como "no estaba hablando contigo" y sigue su conversación con el chico con el que hablaba (de un lado al otro del local) inicialmente.

Total, que al poli le da por agarrar y zarandear al muchacho que pasa de él, le da un "chopo" en la gorra y empieza a gritarle...

Nuestra respuesta es quejarnos por esa actuación "eeehhh, pero qué haces, con más respeto!!" y nos gritan que nos callemos, que no tenemos ni puta idea y que no les molestemos en su trabajo...mientras tanto van sacando al chaval del local y casi todos los que están dentro salen también (ergo, nos volvemos transparentes y nos cuesta un poco salir, porque estamos atrapadas entre un montón de tíos supergrandes).

Ya en la calle, nos juntamos con las compas y confirmamos que ha sido una de las trabajadoras del local la que ha llamado a la poli por faltas de respeto, etc... bien, no es una redada racista (de hecho la chica dice "ya sabes que yo no suelo llamar a la poli, pero si me faltas al respeto si")

la situación se convierte en una especie rara de tira-afloja entre la poli y los chavales en cuestión... de nuevo parece que se conocen todos, como que está muy normalizada su relación... empieza nuestro dolor de barriga (asco de normalización!). Un poli dice "¿pero de verdad q no llevas ninguna documentación encima?" Le responden "no, no llevo nada, pero ya me conoces" y contesta "si, si, si yo te conozco a ti, y a todos, nos vemos mucho, pero si no tienes los papeles no tienes los papeles"

Decidimos irnos para oporto y en ese momento nos informa otro compa que nos espera allí de que hay mucha poli, samur, etc... va a tratar de enterrarse... apretamos el paso...

Oporto

S. espera al resto de la Brigada en Oporto.

“Mientras espero, veo que 2 samur, 6 motos de municipales, un cohce de municipales y un coche de nacionales montan la feria de San Isidro en General Ricardos.

Me acerco y dos chicos de unos 20 años están sacando toda la documentación rodeados de polis y dejándola sobre cubos de basura. Otro más joven está con una chica dolorida (hace gestos de dolor) junto a los nacionales y su coche. Intento pararme a observar pero un munipa me lo impide de malos modos: “Circule. Le he dicho que circule. No se lo pido por respeto a los policías, que ya sé que no nos tienen respeto, se lo pido por respeto a las personas retenidas” (o algo así). Me quedo como a 5 metros de la escena y la chica se queja a los polis de haberles pegado. Hablando por tf. con su madre cuenta que van a llevarse detenido a su hermano a comisaría (es menor) y: “nos han pegado”. Uno del SAMUR le está tratando y el poli nazional, chulesco, dice: “no pretenderás que hagamos gasto público de una ambulancia para llevarte al hospital. Si quieres, ve por tu cuenta”. La chica le recrimina al policía que está siendo grosero y éste suelta perlas del tipo “no deberías sentirte orgullosa de tu familia [están hablando del hermano pequeño y está responsabilizándola moralmente por la parte que le toca, luego seguirán previsiblemente con la madre]”.

Una señora de unos 50-60 años se para a mirar: “¡Circule, señora, circule!”, dice el mismo munipa. La señora se siente mal con el imperativo, camina unos metros, se da la vuelta y mirándome me dice: “Pero bueno, éste que se ha creído, circulo si me da la gana, ¿no te jode?, me da igual que sea policía, esto es público”.

Otra señora de acento dominicano me pregunta y yo hago lo mismo con ella. Me dice que “los policías han pegado a los chicos porque habían entrado a robar a los chinos”. Digo, “Pero no deberían pegar, ¿no?”, “Ya pero la policía hace su trabajo, bueno, la policía pega cuando hace, coge, lo hacen hasta cuando piden los papeles…”.

Hablo con otra vecina que se fuma un piti con su caña fuera del bar de al lado de la tienda de móviles regentada por señores chinos. Han animado su tarde, parece: “Por lo visto han entrado los chicos a la tienda, se conoce que a robar, y se han liado a tortazos con los chinos. Han salido y se han estado dando a guantazo limpio. Uno, el de blanco, le estaba dando en el suelo al chino, que le ha puesto la cara… Luego ha llegado la policía, ha tirado la moto, ¿ves la mancha de aceite en el suelo? Ha tirado la moto, ha saltado la valla y se ha abalanzado sobre el chico. Luego les han pegado los policías. La verdad es que es una pena, porque estos de la tienda son gente muy tranquila, llevan toda la vida aquí y nunca han dado problema alguno, y que vengan estos chicos…”.

En el vecineo en Oporto, como siempre en esta plaza, muchas ganas de hablar de la gente. Una mujer de unos 60 que dice “Hombre, pero habrá que controlar… Igual que nosotros tenemos DNI, pues el que no tenga papeles, tendrán que controlarlo: si nos controlan a unos que controlen a todos”.

Otra señora de unos 50: “Me parece muy bien lo que decís. Que estén haciendo estos controles con la cantidad de gentuza que anda suelta… [Vuelve al minuto] Oye, que me he ido corriendo porque perdía el bus, ya lo he perdido, pero que te he visto que te quedabas con cara de… Que digo que cuando decía gentuza me refería al Urdangarín y a toda esa panda de políticos corruptos”. En general muy buena acogida en Oporto –tanto de autóctonos como extranjeros- y mucha conversación en la calle en un espacio muy heterogéneo socialmente.

Un vecino autóctono y joven hablando con una Brigadista: "yo no estoy de acuerdo ni con unos ni con otros (…) pero si haces las cosas, las tienes que hacer bien…y habrá que controlar la inmigración ¿no? es para que no sea un problema, pues, claro, hay que poner control" (se refería a la baja eficiencia de los controles) "vamos, que cierto control sobre la inmigración me parece bien, pero es poco practico que lo hagan en la calle". También manifiesta estar en contra de los CIE´s, y que no sabia que encerraban a gente por no tener papeles, pensaba que solo internaban a "delincuentes"

Dos personas diferentes nos comentan que últimamente piden documentación desde el coche en las paradas de bus y uno de ellos añade que cada vez sus amigos tienen más miedo de ir a visitarle porque siempre hay controles en el barrio.

Un vecino español dice que el problema ya no tiene solución, que no había que haberles dejado entrar con la excusa del trabajo porque ahora ya están aquí o siguen viniendo y ya no hay trabajo y tampoco es cuestión de meterles en el CIE (no sabía lo que era y se lo explicamos).

Usera

El bicitopo decide marchar a Plaza Elíptica dado que en Oporto la cosa parecía estar tranquila. Una vez revisado el interior y salidas de Pza. Elíptica y después de comprobar que en Oporto todo seguía tranquilo, decide acercarse a Usera. Cuando llega al metro Usera, en la salida de C/ Amparo Usera donde habitualmente se ponen a vender empanadas, ve en un banco a 3 hombres de paisano hablando con una pareja de latinos jóvenes (sobre los 20 años si llegaba) y mientras aparca la bici ve como uno de los policías de paisano le devuelve un documento. A todo esto, un hombre mayor con capucha observa toda la escena, sólo y al lado, y mira desconfiadamente al bicitopo el cual deduce que es otro paisano. Los 3 secretas se van en un Peugueot gris del cual no consigue distinguir la matrícula y el viejo se queda pululando por allí y mirando bastante al bicitopo, que decide acercarse a los vendedores de empanadas para preguntar qué había pasado esa tarde allí. Nos dicen que hay controles todos los días en esa y en la otra salida de Usera, que llegan uno o dos coches de la policía y hasta que no llenan los coches no se marchan. El viejo encapuchado desaparece y al acercarse para hablar con la pareja joven que había sido identificada dicen que estaban tranquilamente en el banco hablando y que se acercaron los 3 tipos, muy educados, y les pidieron la documentación. Además añadieron que les pasa habitualmente. Sin acabar la conversación con los chavales, llega un coche de policía y dos agentes uniformados llegan a la salida del metro y empiezan a hablar “amistosamente” con los vendedores, muchos de los cuales no tienen papeles, pero temen más a la policía local porque son quienes les multan por vender en la calle. Comienza una escena surrealista en la cual los agentes no paran de hacer bromas y comentarios jocosos sin gracia con los vendedores, mientras fuman y hacen controles, demostrando una gran capacidad de coordinación motriz:

“Deberíais poneros a vender comida china, porque por aquí pasa mucho chino, que no sabéis vender”

“Cómo vengan los locales si que os vais a enterar. ¿De cuánto os ponen las multas?”

“las empanadas es imposible que estén calientes, cómo puede engañar a la gente de esa forma”

“eso qué es la mochila-termo?”

“Estáis gastando fuerzas para nada. ¿No veis que ahora no pasa nadie?”

Hay un chico bastante majo con el que luego hablamos que grabó la escena con su móvil y luego al ver a las Brigadas se puso en contacto y nos ha pasado los dos vídeos que grabó. La escena continúa siempre con la voz de fondo de una vendedora ofreciendo sus empanadas y asados, y mientras tanto, los policías piden la documentación selectivamente a personas de rasgos latinos y africanos. Siempre preguntando si tenían algún delito pendiente y esas cosas. Pasan muchas personas de rasgos asiáticos a los que nunca les piden la documentación, lo cual es llamativo. Por supuesto no le piden documentación a nadie de rasgos europeos. Uno de los vendedores no tiene al parecer los papeles y se lo van a llevar, pero les pide que esperen a que venga alguien a recoger el carro su mercancía (Min 1:50 y 2:25 del vídeo 1). El vendedor se queja de que le pase lo mismo todos los días, y les dice a los agentes que por qué no se dedican a perseguir delincuentes, que él no hacía nada malo a lo que los polis responden que “Más les cansa a ellos hacer esto” (Min. 4:05 vídeo 1). Uno de los polis se cruza de acera para pedir documentación a la gente que pudiera estar evitando pasar por el control (Min. 5:36 video 1). El vendedor que se van a llevar sigue vendiendo diciendo a la gente que pasa:

“Empanadas a 1 euro antes de que me lleven!” “Se van a perder mis empanadas que me van a llevar” (Min. 0:15 vídeo 2).

El policía le dice que “Haga una oferta de última hora” para vender algo antes de llevárselo detenido (Min. 0:25 vídeo 2)

Vendedor: “Ni con oferta me compran”

Policía “Y mira que estamos parando aquí gente” (Min. 1:20 video 2. Donde justo se ve al policía rubio diciendo esto y parando a una mujer para identificarla)

El mismo policía hace una broma de tipo ¿sexual? Diciendo que él “Sí que está caliente” y las vendedoras se ríen nerviosas ante tal muestra de seducción masculina tan jodidamente ridícula.

(Min. 2:10 vídeo 2).

A todo esto, han identificado en ese periodo de tiempo como a unas 20 personas de rasgos latinos y africanos siempre, obviando a los asiáticos que pasaban que eran bastantes, a lo mejor unos 10 durante este rato, y tienen a un chico negro retenido que luego será protagonista en el desenlace de este relato surrealista. Todos ellos salían o entraban al metro tranquilamente y por el vídeo se puede sentir el ambiente de distensión reinante, bastante lejos del que habría su hubiera sucedido un delito que creara grave alarma social.

Llega la Brigada con los chalecos puestos y comienzan a documentar. Los polis tuercen un poco el gesto pero pasan olímpicamente de las Brigadas. Finalmente viene una mujer a recoger el carrito de las empanadas del vendedor que se van a llevar. Como tiene miedo, dice que no quiere acercarse al control (suponemos que no tendría papeles en regla) así que el vendedor le pide permiso al policía gañán de las bromas para ir al final de la calle a dejarle el carrito.

Policía: “Pero dile que venga que no le vamos a hacer nada”

Al final ceden y le dejan ir a dejar el carro, bajo la mirada del agente seductor, que mientras se fuma otro pitillo. Al volver, el vendedor bromea:

V: “Mira que me voy corriendo y no me coges” riendo

P: “Anda que no te cojo”

V: “No porque usted fuma mucho y no me cogería”

P: “Bueno, ya no fumo tanto” y le cogen y se lo llevan al coche entre risas junto con el chico negro. Al final la cosa se retrasa porque los polis están buscando más gente para llenar el coche y el vendedor les increpa a los polis en tono jocoso diciendo “Venga! Llevadme ya! Ahora no tenéis prisa?” No se interlocuta con la policía, que se marchan con los dos detenidos.

Justo cuando está arrancando el coche llega una chica joven madrileña corriendo y gritando para que pararan el coche, cosa que no consigue. Se queda ahí con cara de mala ostia y los 2 topos se acercan a ella para preguntarle. Después de un momento inicial de shock en el que la chica se piensa que somos maderos, comenzamos a dialogar y nos cuenta que el chico negro es su novio, que se habían casado hace poco y nos comenta su historia. Dice que es inaguantable, que prácticamente se casó con él para no tener problemas legales, y que ni con esas se libran del acoso policial. Que no pueden quedar en el barrio (suponemos que es su barrio) porque siempre hay controles y siempre le paran y algún comentario más sobre el racismo de la policía. También nos sorprende la naturalidad con que cuenta todo, lo tiene interiorizado como una opción/faena casi cotidiana, como si tuviera asumido que estas cosas le van a pasar siempre por casarse con un negro. Nos quedamos su contacto y le damos información sobre las brigadas, lo cual agradece bastante. Llama a su novio por teléfono para preguntar a qué comisaría le llevan y le dice “Pásame con los policías que quiero hablar con ellos” a lo que él responde que no puede. Le damos las señas para llegar a la comisaría de Aluche y nos despedimos de ella.

En un periodo de tiempo de 10 minutos aparece otra furgoneta de la policía nacional que aparca y de la que se bajan otros dos nacionales uniformados para continuar haciendo controles, en lo que parecía un cambio de turno y que nos preocupa mucho porque da la sensación de que en Usera están constantemente viniendo al metro a llenar coches dirección Aluche, sin apenas margen de tiempo y sin nadie haber percibido que se hubiera cometido ningún delito, la calle estaba tranquila.

Después comentaríamos en la ronda de emociones la necesidad de hacer el taller en la Osera para que salga alguna brigada fija por allí.

En el segundo control paran a personas de rasgos latinos, no a personas de rasgos orientales. Una chica china (presumiblemente) sube las escaleras y les saluda con muy buen rollo “¡Hola!”. (Hipótesis sobre el posible pacto tácito o explícito entre admón.. y asociaciones de comerciantes chinos que dinamizan la economía neoliberal madrileña).

Dos polis muy anchos y toscos, serios, nos dicen al cuestionarles: “¿Cómo? Yo no tengo por qué decirle nada a usted. Tenemos nuestros motivos”. Tras bajar y observarles en el metro, donde identifican a 3 personas más, bromean con el segurata de rostro latino (“son de los derechos humanos”; ¿y qué hacen?; nada, observar”) y con el trabajador de metro (que antes ha dicho algo así como “niñatos”). Deciden irse, en parte por aburrimiento, en parte por la presión naranja, y se despiden con una sonrisa irónica y estúpida: “nos vamos a Legazpi, por si nos queréis seguir”.

Esta nueva pareja de polis son más bordes y cuando se interlocuta con ellos, responden que “No tienen porque darnos información de lo que están haciendo”. Además como bajan al interior de la estación el otro topo aprovecha para sacar info a los empleados del metro, los cuales hacen comentarios referentes a las Brigadas del tipo “Esos son unos payasos. Que sabrán esos niñatos lo que son los derechos?” y comentarios despectivos sobre nuestra presencia allí, y como que estaban muy contentos con la constante presencia policial en esa estación de metro "porque la Policía esta para controlar" "si es que hacen falta para que haya seguridad, y estos siempre vienen sin saber lo que ha pasado antes".

Siguen identificando a más gente, como 10 personas, todas negras o latinas además de un chaval con rastas que salía también del metro. Finalmente, después de unos 10 minutos, se montan en la furgoneta y se marchan sin detenidos.

La Brigada se marcha a un bar cercano, cada una con sensaciones como impotencia, rabia, sentimiento de culpa entre otras, y la ronda de emociones hacemos una cronología de lo que ha ocurrido y decidimos hacer una crónica por partes para narrar todo lo que habíamos visto en los 3 barrios donde habíamos estado.

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