martes, 1 de junio de 2010

Lisboa en los huesos



Hola, Rob,

Acaba de salir de las troqueladoras de la factoría pirata esta escena de la película Ossos, de Pedro Costa, que gracias a tu aire fresco regresó a mi jodida memoria visual.

Yo a tu amigo el subcomandante ese del cineclub cubano ya le he cogido mucho cariño sin conocerlo. Dile por favor de mi parte que si Apichatpong y este Pedro Costa son los santones de su negocio, que entonces lo que él es es un valiente y un tío con las pelotas muy gordas. Y que los que le han puesto con tanto choteo el apelativo ese de "tedium" a su casa de cine, seguramente lo que son es unos irresponsables, unos bobalicones que no han sabido sacudirse las carreritas de coches y los tiros de fogueo de las pelis de Hollywood y que nunca serán capaces de mirar las cosas de otra manera.

Siempre me acuerdo de una entrevista que leí una vez a Bahman Ghobadi, en que hablaba de cómo empezó a ir al cine, allí en su pueblo del Kurdistán iraní. Decía que su abuelo le obligaba a meterse en el cine los días de fiesta, y hacerle luego un resumen argumentado de la película, y que si no lo hacía se quedaba sin las golosinas o la propina correspondiente al feriado. Y que por culpa de ese abuelo cabezón él se convirtió en director y nunca más ha podido ir al cine a divertirse. Ver cine para él es una obligación moral, y el tedio (eso lo digo yo) un lujo sólo al alcance de los que consideran la vida un pasatiempo.

Por fin llegamos al quid de la cuestión, al nido de la perra, como decía el otro. Yo creo que algún día todos los que tenemos que aguantar a diario que nos llamen elitistas, friquis o escolásticos por ir al cine a aprender, y no a entretenernos, tendremos nuestra salita de proyecciones para tomar cerveza y disfrutar juntos, mientras nos reímos de los que se quedaron fuera.

¿No te parece?

He aquí un ejemplo en Madrid, una sala que sólo proyecta cine inédito. ¿Te vienes a conocerla?

http://www.laenanamarron.org/


Un abrazo,


Favila



Ossos
Pedro Costa (1997)