En el último disco de La Musgaña con Quique Almendros (Temas Profanos, Madrid: Karonte, 2003) había un tema cantado por Joaquín Díaz, que se llamaba Las hilanderas. Aquí está muy posiblemente la fuente de la que sacaron esa canción, una grabación de campo realizada en un pueblo del Aliste que se conserva sin editar en el archivo de RTVE y que el otro día pinchó en su programa Músicas de tradición oral el musicólogo burgalés Gonzalo Pérez Trascasa. Por lo que dice el locutor, él mismo estuvo presente en la grabación hace más de veinte años, y los intérpretes fueron un tal Prudencio y una tal Victoria, a los que se iban sumando sus vecinos del pueblo: reproducían una ronda tradicional con la que los mozos llamaban en las noches de verano a las mozas que estaban hilando a las puertas de sus casas para que dejasen la labor y acudiesen al baile. Menudo cómo cantaba aquel Prudencio. A partir de ahora, cuando escuche la versión de Joaquín Díaz con los inconfundibles arreglitos al laúd y al acordeón de Carlos Beceiro, me temo que me va a parecer una cursilada.
miércoles, 1 de julio de 2015
El hilo
En el último disco de La Musgaña con Quique Almendros (Temas Profanos, Madrid: Karonte, 2003) había un tema cantado por Joaquín Díaz, que se llamaba Las hilanderas. Aquí está muy posiblemente la fuente de la que sacaron esa canción, una grabación de campo realizada en un pueblo del Aliste que se conserva sin editar en el archivo de RTVE y que el otro día pinchó en su programa Músicas de tradición oral el musicólogo burgalés Gonzalo Pérez Trascasa. Por lo que dice el locutor, él mismo estuvo presente en la grabación hace más de veinte años, y los intérpretes fueron un tal Prudencio y una tal Victoria, a los que se iban sumando sus vecinos del pueblo: reproducían una ronda tradicional con la que los mozos llamaban en las noches de verano a las mozas que estaban hilando a las puertas de sus casas para que dejasen la labor y acudiesen al baile. Menudo cómo cantaba aquel Prudencio. A partir de ahora, cuando escuche la versión de Joaquín Díaz con los inconfundibles arreglitos al laúd y al acordeón de Carlos Beceiro, me temo que me va a parecer una cursilada.