21 de marzo
Hola, E.,
Soy J. A., un periodista de El País. Me ha paso tu correo I. A., del Diagonal, que es amigo mío.
Te escribo porque estoy preparando un reportaje sobre los conflictos que están produciéndose en los últimos tiempos en Lavapiés entre policía y vecinos. Quisiera describir con cierto detenimiento el clima que se ha generado en el barrio, sobre todo a partir de la proliferación de redadas los últimos tiempos.
Sé que tú te viste envuelto en uno de estos enfrentamientos hace pocos días. Soy consciente de que los artículos que hemos escrito al respecto no han sido demasiado afortunados.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/03/17/madrid/1331983193_329008.html
Ya he tenido que dar explicaciones a varias personas con las que he hablado del asunto. Si quieres podemos discutirlo, pero te aseguro que mis intenciones van en otra dirección.
Te dejo mi teléfono: ___________. Si quieres, puedes darme el tuyo y te llamo yo, o podemos vernos cuando te venga bien, que también vivo por la zona.
Muchas gracias. j_________________________________
Estimado A.,
Te agradezco mucho tu interés. En realidad, ya conocía tu nombre y tu apellido por los correos que estás mandando al Grupo de Comunicación de la Asamblea Popular de Lavapiés.
Desgraciadamente, y a pesar de que el contacto te lo haya dado un compañero mío de sindicato, no estoy dispuesto a colaborar contigo ni con tu diario. Sé perfectamente quiénes son sus dueños y los intereses que les mueven. Esos intereses entiendo que son diametralmente opuestos a los míos y a los de mis vecinos migrantes, gente humillada, perseguida y violentada a diario por una policía cada vez más racista y más salvaje.
Espero que tengas suerte encontrando a gente que te ayude a escribir tu reportaje. Yo, el día que decidas abandonar ese trabajo y unirte a los que luchamos por un periodismo independiente y digno, síntoma de una sociedad más justa, te recibiré con los brazos abiertos y colaboraré a tu lado, como compañero. Mientras intentes poner parches a algo imparcheable, siento decirte que no voy a poder estar contigo.
Te mando un saludo,
E.F.
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J.
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Querido J.,
Yo no te he obsequiado ningún sermón. Te he expresado mis ideas, tan simple y llanamente como he sabido.
Yo los parches hoy los estoy poniendo todavía en las heridas y magulladuras de mi cuerpo, y en los planes que tenía previstos para mi vida, que seguramente se verán modificados para siempre cuando me condenen por un delito que no cometí, basado en pruebas falsas jaleadas por tus compañeros de redacción, a sabiendas de que ponían en riesgo la integridad física y el futuro de otras personas como yo.
Yo no tengo constumbre de mirar a nadie por encima del hombro ni de hablar a la gente con condescendencia, puedes creerme.
Intento estar informado, llamar a las cosas por su nombre, y reclamar a los demás lo mismo que, a diario, me reclamo a mí mismo: dignidad.
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25 de marzo
Este es el artículo, E.
Un saludo. j.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/