

Vale, todo bien. Es verdad que uno podría plantearse qué necesidad tienen los niños de identificar, poner nombre y reconocer sus propias emociones, como hacen los adultos para evitar ser arrastrados por ellas y poder acabar siendo, como dios manda, unos seres dóciles y taciturnos. Pero bueno, es Navidad y no hace falta estar todo el rato buscándole los tres pies al gato. Ya ves tú, también puede ser educativo que la niña aprenda a llamar furia a la furia y cachondeo al cachondeo. Aunque sólo sea por una cuestión de enriquecer vocabulario.


¿Pero será hija de puta? ¿Por qué tienen los niños que saber eso? ¿Por qué deberíamos presentarles esa mierda de sentimiento como si fuera lo más natural del mundo? ¿Quién le ha dicho a ella que mi amado tiene prohibido amar a otra persona y que si lo hace lo normal es que yo sienta canguelo? Que hable por ella, que es una tía cagona: la gente sensata, si su ser amado quiere a otra persona, lo que siente es satisfacción, o cólera, si por fin se va para siempre con ella. ¿Pero quién dijo miedo? Los celos deben ser erradicados de la vida y no es justo que nadie nos los describa como si fueran algo espontáneo o general.Cuando tenemos miedo de que la persona a la que queremos pueda querer a otra.
Cuando acaparamos a la persona a la que queremos sólo para nosotros, sin querer compartirla ni siquiera con la hermanita.Vale, es verdad, quizá esté yo un poco susceptible. Por el dibujo está claro que estamos hablando de la "pelusilla", la "pelusa". No hay que ser tan cabroncetes con las hermanitas, niños. Es bueno que estos enanos empiecen a aprenderlo.

Menos mal que la siguiente página es la de la reconciliación, porque yo ya estaba a punto de tirar este libro a la basura. Es bonito reconciliarse a veces con la gente, aunque la gente sea por lo general muy diferente a uno y den ganas muy legítimas de matarlos a todos a guillotinar. Es que no se puede estar todo el día a la que salta, hombre.
Después de unas páginas la cosa se complica, y mi odio hacia esta señora corruptora de niños se empieza a exacerbar. ¿Cómo se le ocurre incluir en su lista de sentimientos el sentimiento de Pudor? Anda que Andrés Sopeña estaría encantado, y encima ilustrándolo con un grupo de gente con cara de vergüencita en la playa en bañador. Menos mal que al final lo arregla, y nos sugiere que a los negros y a los yanomamis les importa un rábano andar en pelota picada por la selva, porque de eso se trata la multiculturalidad.
A veces nos da vergüenza mostrar algunas partes de nuestro cuerpo. A veces queremos esconder nuestras emociones, nuestros pensamientos. El pudor es un sentimiento de reserva, diferente según las culturas.
Pero el plato fuerte viene casi al final. La hipotecada Montse Gisbert y su ilustrador le dedican una página entera al "sentimiento" de Autoridad.
Hete aquí la descripción:
Mandar, dar órdenes, dirigir. Ejercer la Autoridad. Como la maestra en la escuela, los padres, el profesor de música o el capitán de un barco. Cuando reconocemos la autoridad de alguien es fácil hacerle caso.Ya lo hemos decidido. Es literal. Estamos hartos de estos farsantes que nos envenenan con sus ideas de gente gris. Esta tarde mi sobrina y yo nos vamos a divertir aprendiendo a pintar as circuladas en los libros absurdos de la autoridad.