lunes, 30 de junio de 2008

el club


Bien, Kataplasmas,
Quedo esperando tu llamada.
Desconocía que Bassarskievski estuviera de vuelta ya mañana y pudiera hospedarte. Casi mejor, porque en mi casa de Pija Street hay overbooking y no te podría acoger con la blandura que te mereces. En estos días, lo temible de ΠHouse no es lo que tú te piensas, es que hace un calor espantoso y mi gata acapara el ventilador. Además, la antigua compañera de piso tiene que dejar mañana el ex-apartamento y se va a quedar a dormir justo cuando tú llegas. Si estuvieras tú también, los riesgos de una torrentada -por más que vayas de maestro del humor, conozco tus payasadas- se multiplicarían por dos. Por ende creo que esa noche sí vas a estar mejor en el Paseo de las Delicias, aunque, por si acaso las Aerolíneas vuelven a cambiar los planes, yo te prometo que el pijasofá, la pijaalmohada y el pijapijama con tus iniciales los tendré ahí preparaditos.
Mira, si al final es lo mismo. A la chica la metemos en el cuarto, la cerramos con llave, y así nosotros podemos hablar a gusto de nuestras cosas.
Por cierto, ¿te has enterado de que Vasily Protsenko lo ha dejado con Svetlana? Dicen que lo de la acrobacia actoral le tiene medio rarongo, y últimamente la trataba como a un plato chino. Ella está llora que llora por las bambalinas, diciendo que lo deja todo y que es capaz de llamar a Emilio para que le dé un trabajito de reponedora en el economato de Globomedia. A lo mejor podríamos aprovechar tu venida para organizar un potaje en su honor y así subirle el animóstrum. Bueno, te lo digo para que lo vayas pensando en el aeroplano.
Me tocas la puerta cuando llegues, o me pegas una voz por el patio interior, que yo enseguida acudo con el candil.
Bienvenido, compañero, el club está de fiesta.

miércoles, 11 de junio de 2008

El castigo de Amalia

Sin embargo, poco tiempo después, ya nos abrumaban por todas partes a preguntas, con respecto a esa historia de la carta; venían a preguntárnoslo amigos y enemigos, gente que conocíamos y extraños, mas no se quedaban mucho tiempo; nuestros mejores amigos eran los que más pronto se despedían.

Franz Kafka, El Castillo.

martes, 10 de junio de 2008

Luna


Gracias por la invitación, moza.

Mira, justo hoy he pasado por la calle Luna, y me preguntaba si la canción de Manu Adiós tenía que ver con su activismo a favor de los derechos de las prostitutas.

En realidad, de Sol a Luna hay un trechito insignificante para un madrileño, pero un gran paso para la humanidad, o en contra de ella según se mire. Yo he de decir que ya no lo tengo nada claro, y más después de haber llevado tu pegatina en el culo la misma noche en que repudié en silencio a una mujer buena, señora de su casa.

En todo caso, y puestos a elegir, elegiría la Luna para mí. ¿Te imaginas qué horror estar siempre en Sol, con todos esos turistas de las Bermudas, el Corte Inglés, y el Osazo ahí plantado, abusando de un pobre Arbolito? No, no, yo elijo seguro la Luna. Y Callao para Manu, que ya me raya la cabeza con tanto xilófono y tanto cohetito.

Por lo demás, acabo de recibir la noticia de que queda oficialmente frustrado mi segundo sueño americano, que yo ya me estaba planteando como una forma de despertar. Supongo que por eso me he vuelto a acordar de las paradojas de este pueblón manchego, porque voy a seguir conviviendo con ellas todavía un buen rato.

¿Y tú qué? ¿Qué tal por tus Highlands? Seguro que estarás celebrando como loca la victoria de tu país en el rugby y andarás arrastrándote por esas tabernas chupando wiskarro como descosida. Si me pudieras oír, te diría que guardases un poco tu jolgorio, que luego viene Francia con sus zagueros, os da por la retaguardia como siempre, y te toca emborracharte otra vez pensando que qué injusto es el deporte, que qué desgraciada nación, y que te has vuelto a beber lo de tus vacaciones en Fuerteventura.

Bueno, mejor me cuentas tú tus impresiones, que si no yo me pongo a inventar.

Se te echa de menos por aquí,

Un beso,


Favila